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Concurso cuento corto: LA TÍA CARMEN

 
 
LA TÍA CARMEN
                                                neon
Como le parece que a los 7 años un primo quiso acostarse una noche a mi lado; que le diera cama decía ese cochino, entonces grite ¡abuelito, abuelito! y se levanto mi abuelito con un palo a darle. Al pasar el tiempo como a los 14 años otro tipo tambn intento abusar de mí; pero tampoco fue capaz porque me le tiré por un aljibe y el muy bandido quiso agarrarme pero yo s me hundía en el agua.
 
Sucedió entonces que un día, sin darme ninguna explicación, mis papas terminaron dejándome llevar por un tipo. ¡Como le parece! pues este bandido me ha llevado por allá pa´ una montaña, en una finca que yo no conoa donde habían dos viejitos que ya lo conocían. El viejo le decía ¡Este chepe ya trajo otra niña y nosotros que le vamos a dar hombre, si aquí no hay sino papa y yuca! ese sinvergüenza me dejo allí tirada y se fue pa´ la ciudad. Por la noche regresó y me saco de esa finquita y me dejo en un lugar por allá en el monte solita. Eso era por Dapa, de allí saa mucho carbón que venia para Cali, en ese entonces lo traían hasta Arroyohondo, eran unos caminos pedregosos y lo enviaban a caballo porque no había carro como hoy, las carreteras eran destapadas.
 
Como a los días ese sinvergüenza me amenazó con un cuchillo, ¡me iba a matar ese tipo si yo no me acostaba con el! y así pasaban los días y yo cada vez s flaquita como una lámina, no tenía si no un solo vestidito, lo cierto del caso, es que así estuve por mucho tiempo, y a veces una señora que vivía por esos lados me llevaba panela. En algunas ocasiones me alimentaba con unas papas que se daban y me las comía asadas con agua panela; por eso digo que existe realmente un Dios que no lo abandona a uno. El tipo este llevaba comida y se sentaba frente a mí a tragar como un marrano y no me ofrecía. Tenía tanta hambre que termi consintiendo en sus deseos masculinos.
 
Pasado el tiempo me trajo para Cali al frente de lo que ahora es la gobernación, yo tenía mucha hambre y me asomaba en la basura a ver si había algún plátano allí; por eso digo que los que comen basura de ellos es el reino de los cielos. Entonces yo estaba caminando cuando de pronto vi a mi comadre ¡bendito sea Dios! la toque por la espalda y ella se asusto toda cuando me vio. Le dije no se asuste comadre mire que soy Carmencita la hija de José.
-¡No puede ser mi niña y usted que hace por acá! ¿Que me le han hecho?, yo parecía un espanto, se me habían cdo hasta los dientes. Entonces me quede hablando con ella de lo que me había pasado, y le entregue una carta con las indicaciones del camino hasta la montaña donde ese corrompido me tenía. Entonces nos despedimos y ella me prometió llevar la carta a mis papas apenas llegara, porque ella vivía cerca.
 
El tipo ese me volvió a llevar pa la montaña con unas gallinas y un gallo. Lo cierto es que a los quince días, bendito sea Dios, yo vi que venían dos señores ¡Oiga! que alegría tan inmensa era mi papa y mi hermano que venían por mi, mi papa al verme así se puso a llorar y lo primero que dijo fue:
¡deje que coja a este carajo mentiroso y le mocho la cabeza con el machete!
Y como le parece que el bandido este se ha aparecido y los alcanzo a ver desde la montaña; mi hermano que era pequeñito corría tras él. ¡Pero como lo iba a alcanzar con esos pies tan largos que tenía ese otro!
 
Entonces le dije a mi papa que matara una de esas gallinas porque yo no tenía ni fuerzas pa´ matarlas, al rato comimos y nos vinimos por el camino pedregoso. Oiga y hasta el día de hoy no hemos vuelto a ver a ese tipo que debe estarse quemando allá abajo.
 
 

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