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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Tercer Concurso de Cuento Corto: El castillo, el monarca y los sirvientes

El castillo, el monarca y los sirvientes: En donde vivo el sol brilla con gentileza y la transición del día y la noche sigue su curso con naturalidad. El aire puro llena los pulmones de los que vivimos aquí. Cuando amanece se puede escuchar, sin mucho esfuerzo, las salutaciones de las aves, de los insectos y de las plantas; los animales, por su parte, estiran sus adormecidos cuerpos y se preparan para conseguir su alimento. En lo alto se encuentra un castillo, parece flotar, y, de tanto en tanto, unas personas parecen peregrinar al lugar. El castillo es el escenario de esta historia, una historia entretejida en la realidad de un sueño. En el castillo hay unos sirvientes muy diligentes que se encargan de todo; pero, por extraño que parezca, a ciertas horas, en determinados momentos, cuando el rey duerme, estos nobles sirvientes se toman el castillo y vuelven todo un caos. Todo es diversión y los sirvientes, extáticos, vagabundean de aquí para allá. Pero el rey finalmen...

Tercer Concurso de Cuento Corto: El Gato Peregrino

El Gato Peregrino: En ese momento, Miden caminaba con la arrogancia propia de los felinos: espalda recta, miembros relajados, firme pero distendido. Las mujeres parecían desmayarse con tan solo mirarle; comenzaban a decir cosas impropias para una señorita como: —Auuuuuu, que es esa cosita bonita, ven aquí para que mami te consienta—, o, peor aún, era que un alocado pequeñín tuviese un frenesí de locura y saliera persiguiéndole para agarrarle y no soltarle jamás. Es curioso pensar como el señor y la señora Morrison se casaron y llevan ya veinte años juntos; muy curioso, pero, según mis pesquisas, poco profundas sea dicho de paso, todo se debía a un tal Miden D. Morrison. Este noble nombre, a despecho de nosotros, no era el de un príncipe, mago o sacerdote; no, era el de un gato muy locuaz y juguetón, con grandes bigotes, ojos azul profundo, un pelaje finamente cuidado, negro arriba, blanco abajo y la punta de su cola también blanca. La familia de Miden vivía ...

Tercer Concurso de Cuento Corto: EL TIEMPO DE LA MUERTE

EL TIEMPO DE LA MUERTE Afuera cae la tarde. Los últimos rayos se extienden como tentáculos sobre el agua en un último y desgarrador intento de poblarlo todo. Pero las leyes siguen su curso y después de unos minutos, la oscuridad se incrusta como una astilla en el alma. Eso lo sabía Viola mientras observaba cómo el mundo era tragado por la boca de grandes cuervos, transmutándose luego en múltiples ojos titilantes que quedaban suspendidos en la atmósfera húmeda y pesada. No dormía segundo alguno, sus noches se convirtieron en una cita con el silencio. Ahí, sentada en su silla de mecer, escuchaba el diálogo eterno entre las olas agrestes, comprendiendo ese golpeteo, ese golpeteo gris contra las rocas, contra el mundo mismo, como un llamado. La boca le sabía a sal y su piel empezaba a cuartearse como la sábana inerte de un desierto. La fugacidad de sus mañanas era atravesada por las luces centelleantes de su espejo. Había desarrollado cierto placer al contemplarse ...

Tercer Concurso de Cuento Corto: Una historia breve

Una historia breve Por: Bichofué Verás, no era guapo, pero le acepté la invitación porque su sola presencia, insociable como se veía, me resultaba inaudita, y desde que lo noté sembró un enigma que me propuse descubrir para exorcizar la ansiedad con la que te esperaba: “¡pobre hombre, lo han plantado!; ¡qué melancólico hombre, seguro tuvo una discusión con alguien y ahora quiere estar solo!; ¡maldito hombre, es un asesino, acaba de matar y esta es su coartada!; ¡estúpido hombre, bebe sin compañía para lucir interesante!”, ya me conoces y sabes el tipo de anécdotas que se me ocurren. Dirás que exagero, pero en la forma en la que estábamos dispuestos, había algo impecablemente extraño: él estaba en esta misma barra, en la esquina de allá, y yo en esta otra, los dos paralelos, solitarios, bebiendo lo mismo. Éramos espejos: nos llevamos el vaso al mismo tiempo a la boca; nuestros pies, solapados sobre los travesaños de estas estiradas sillas, respondiero...

Tercer Concurso de Cuento Corto: Está volando.

Está volando. Por: Marzo. Es agosto, en el cielo se cuentan ocho cometas, todas ellas artesanales, hechas de pedazos de papel, como también de historias; así es la vida de los que habitan esta parte de Cali, una amalgama de biografías conexas a la tragedia y conflictos, relatos que se sostienen con el cordón de la rutina. Si esa paradoja de la repetición no existiera ¿cuán bajo volaría cada ángel y guerrero de este bocado de mundo? Aquí en los suburbios azota el calor sobre los techos de asbesto, zinc y cemento, pese a que sobra el Agua, es solo de nombre, es Blanca, y nadie la quiere beber. Ya es la tarde, las calles se encienden, al tiempo que el estruendo natural de la infancia causa estragos y jaquecas a las propias madres, que al calor del fogón suben su temperatura y con un intrépido grito “sacan” a las guagüitas de sus casas. Hay bullicio por doquier. Una calle del oriente, en vacaciones escolares es tan movida como un veinte cuatro de diciembre, como el m...

Tercer Concurso de Cuento Corto: Miel y ponzoña

Miel y ponzoña (Daniel Mina) Gustavo Aureliano se llamaba. Tenía una afición muy particular por los insectos y las alimañas, un gusto frustrado de saber a ciencia cierta todo lo concerniente a estos animales. Había pasado toda su vida atrapando y observando cuanta clase de bicho se le atravesaba. Cuando niño había tenido muchos encuentros especiales como él lo describía, que para sus personas más cercanas no eran buenos recuerdos, muchos de esos habían terminado en mordidas, picaduras, cortaduras, ajetreos entre ponzoñas y remedios, curaciones y cicatrices. Todos estos eventos sirvieron para valerle como apodo El Gato, gracias al refrán que le presagiaba un final debido a su curiosidad excesiva sin la menor prevención ni cuidado. El Gato obligado por el pasar de los años y la necesidad de valerse por sí mismo, había encontrado la apicultura como medio de sustento y además como vocación. Era un alivio tener un trabajo afín a su gusto, bien marcado por los insectos. ...

Tercer Concurso de Cuento Corto: Ávido retrato

Ávido retrato (Daniel Mina) En la época de primavera, cuando el mundo se entendía entre afanes obligados y necesidades superfluas, él tenía la costumbre de ir al parque diariamente de una forma muy metódica: salir de su casa en un conjunto residencial después de la hora de almuerzo, y recorrer la primera avenida unas cuantas cuadras con un caminar despreocupado que se reflejaba en el arrastrar de sus chanclas al cruzar previsiblemente la calle, ya por instinto de una acción repetitiva, para continuar su camino hasta reencontrar su espacio predilecto, la banca de madera oscura igual a las otras, pero bajo la sombra de dos árboles florecidos, un gualanday amarillo y un cámbulo anaranjado, y, en ésta frescura, perder la noción del tiempo imaginando, anhelando, buscando un complemento de vida, un complemento de realización. Ese día la tarde era muy cálida en aquel lugar donde el viento brillaba más que el sol por su ausencia. Estaba sentado, como era habitual, enajenad...

Tercer Concurso de Cuento Corto: Un relato posmoderno

Un relato posmoderno El viejo reloj de madera incrustado en la sucia pared de la pequeña sala del apartamento 404 marcaba las siete, el séptimo campanazo era la señal que le indicaba a Lord Henry que su larga siesta había terminado, abrió sus enormes ojos amarillos con la parsimonia que caracteriza a quien no quiere levantarse de unas suaves telas de seda, dio un gran bostezo, lamió lentamente ambas patas delanteras, estiró su delicado y peludo cuerpo formando un arco con toca su columna, dio un par de pasos con las piernas traseras estiradas y se dispuso a salir por la ventana que daba al balcón que compartía con el apartamento vecino. Echó un vistazo a los transeúntes y coches que pasaban debajo de sus bigotes, se le hacía bastante entretenido observar el comportamiento de los humanos al caminar, sus ademanes, posturas, gestos, vestuario, creía que todo eso decía más de lo que normalmente ellos suelen creer; dio una mirada a su costado derecho y dio un pequeño sal...

Tercer Concurso de Cuento Corto: El Malquerido

El Malquerido Por: Dumbo. La quietud del ocaso de antier se estropeó por el estruendo que produjo el cuerpo de Elena Liscano al colisionar con la acera de su domicilio. El aciago cuadro perfiló un cuerpo femenino inmóvil y estallado, bajo la mirada atónita de Alejandro Carvajal, que entre el marco de la ventana, adornado por cortinas ondeando entre el viento, custodiaba, embebido de libertad, el cuerpo de su pareja. Su ominosa presencia reflejaba la turbación y el estupor respondiendo así al logro de un capricho. Las fragancias exasperadas de conflictos sentimentales sitiaron a las dos almas, imprimiendo en ellas la sin salida: el punto muerto del egoísmo. Sin duda, él no permitió que ella siguiera entregando a su hogar un amor incapaz, y aunque esta historia pudo culminar de otra forma, todo lo que ocurrió, entre los dos, condujo a un final lóbrego sin que nadie emitiera crítica alguna. Según se lee: Él, hombre de sencillo aspecto y apariencia juven...

Tercer Concurso de Cuento Corto: DAREU.

DAREU. Dareu había nacido con una malformación. Tenía dos cabezas. Ambas tenían personalidad y conciencia. Su era pescador en el día. Alcohólico, violento, con aires de grandeza y deseos de saciar su lujuria en adolescentes. Ese era en la noche. La madre tenía la vista perdida. Siempre parecía seguir un punto invisible. Una línea recta le dividía la cabeza por la mitad. El cabello se transformaba en una maraña de algas sobre los hombros. Barría el suelo de tierra una y otra vez hasta formar obstáculos para el ebrio marido. Limpiaba las paredes de madera varias veces al día, aunque realmente nunca podía quitar el polvo. El hambre de años daba al hombre un aspecto de niño. No tenía ninguna habilidad especial. No había conocido a ninguna mujer. Solo se acercaban a él, adolecentes ingenuas que conocía por su padre. Ese parecía su destino. El de su padre. Como si la pobreza, la perdición y el olvido fueran de carácter genético. La cabeza sobrante gran parte de...

Tercer Concurso de Cuento Corto: ANTES DE MORIR.

ANTES DE MORIR. No soñé, fue una pesadilla. Recuerdo que estaba recostado sobre la cama, pero estaba en coma. Mi cuerpo se movía de manera brusca. Podía sentirlo, aunque sabía que aún dormía. Por algunos instantes quedaba inconsciente. No podía despertar. Recuerdo que estaba junto a mi familia. Estaba sentado en el fondo, en la oscuridad, en silencio. Veía cómo las siluetas aparecían y desaparecían con la luz del televisor. Un miedo punzante me atormentaba. Por más que me encogía no podía huir de él. No sabía por qué, sin embargo, entendía que era culpable. Recordé a mi hermano. Había sido condenado por homicidio. Injustamente, decía. Para mí, trágicamente, porque desde ese día morí, desde ese día murió mi madre, desde ese día murió mi hermano. Sentí un vacío extendiéndose dentro de mi pecho. Casi podía verlo. Una fuerza me halaba al abismo y sus manos querían arrastrarme al infierno. El luchaba por su libertad, sin embargo, yo no podría sobrevivir en el inf...

Tercer Concurso de Cuento Corto: “AMNESIA”

  “ AMNESIA” Se dice que era una persona normal, con los problemas cotidianos de un chico de veinte años. Estudiaba medicina y los fines de semana, salía con mis amigos a beber, ya era algo de rutina ir de fiesta y al otro día irnos de pesca. La noche anterior de aquel fatal día, bebí un poco más que de costumbre, me sentía muy cansado pero aun así seguí con mi rutina. Tome mi caña de pescar y me fui al lago con mis amigos, había sido una mañana bastante productiva, más que las veces pasada. Dicen que me sentía afortunado que en poco tiempo ya llevaba cuatro buenos ejemplares, pero al tratar de sacar el quinto, el cual era más grande que los anteriores, perdí el control de la caña y de mi cuerpo. Caí al lago golpeando mi cabeza contra una piedra lo que me dejó inmóvil, mientras el agua llenaba mis pulmones. A la semana desperté en la sala de un hospital. No recordaba bien que había sucedido. Solo pasaban imagines borrosas de una sombra que trataba de to...