Lila
Lilo tiene unos
zapatos lila, del mismo color del lazo que adorna su cabeza. Es una
niña morena de ojos cafés, que suele comer arequipe y cantar todo
el tiempo.
Una mañana muy de
mañana, Lilo salió a comprar unos dulces con unas monedas que le
dio su abuela, Rosita. Mientras Lilo se dirigía al Palacio de los
Dulces, una pequeña sombra se hacía a sus pies y Lilo se divertía
jugando con ella. En su juego saltó, y en ese salto cerró los ojos…
Cuando los volvió a abrir la sombra había desaparecido… La carita
de Lilo se llenó de terror, la pequeña Lilo se quedó inmóvil ante
la desaparición de su sombra… Siguió caminando hasta la tienda y
esperando el regreso su sombra, pero ella jamás volvió a aparecer
desde aquel día…
Lilo empezó a
asistir a la escuela desde hace un par de años. Ahora está sentada
en su pupitre. Se siente triste porque nadie quiere hablar con ella.
Todos sus compañeros dicen que está embrujada, pues han visto con
asombro que su cuerpo no produce sombra. Lilo sabe que no es su
culpa. Estuvo varios años disculpándose con su sombra por, tal vez,
haberla molestado, pero aun así ella no quiso regresar.
…
Lilo tiene unos
zapatos lila, del mismo color del lazo que adorna su cabeza. Es una
señorita morena de ojos cafés, que suele comer arequipe y solía
cantar todo el tiempo.
La abuela de Lilo se
encuentra muy enferma, dicen los médicos que está muy anciana y su
cuerpo empieza a apagarse. Lilo le lleva la cena a su abuela Rosita a
la habitación.
- Bonita, bonita Lilo… Con el rostro triste, mi hermosa Lilo... – dice Rosita.
- Dime Nana – responde Lilo con la mirada apagada pero llena de amor.
- Quiero volver a ver tu sonrisa, la que llevabas cuando eras pequeña – dice Rosita con melancolía en su voz.
- La has visto abuela – contesta Lilo con cara de angustia.
- ¿Todo ese escándalo por una sombra? Si supieran… - dice Rosita con mal humor.
- Para las personas, eso es grave. Soy un fenómeno – contesta Lilo con resignación. – ¿Si supieran qué Nana? – pregunta con curiosidad.
- Cuando dejes de preocuparte por la tal sombra lo sabrás… - dice Rosita. Toma su cena y se acuesta a dormir en total silencio.
A las dos semanas la
abuela de Lilo fallece…
…
Lilo tiene unos
zapatos lila, del mismo color del lazo que adorna su cabeza. Es una
mujer morena de ojos cafés, que solía comer arequipe y cantar todo
el tiempo.
Lilo no habla con
nadie, la gente del mercadillo sólo la atiende porque es una
clienta. Ya han pasado 3 años desde la partida de su abuela partió
y se ha sentido muy sola, tanto que le duele hasta los huesos su
partida.
Es una mañana muy
de mañana, Lilo se sienta bajo un árbol en el patio de su casa a
leer el libro favorito de su Nana, nunca lo ha leído por sí misma,
su Nana siempre le había leído fragmentos de él. En una de las
páginas hay un lacito lila, idéntico al que Lilo usa para adornar
su cabeza. Lilo se apresura a leer la página: “Tengo mi alma
cautiva, que no se permite liberar de lo tangible. Quiero descubrir
el modo de sacarla sin dañarla, para sentir el mar de sensaciones
existentes fuera de este limitante cuerpo… Tal vez halle un modo de
tener un alma con la capacidad de tener mi forma humana para que
pueda morar en esta tierra de hombres, pero sin sombra para que todos
sepan que puedo volar, vivir más allá de lo que lo demás pueden”.
KARMA
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