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Tercer Concurso de Cuento Corto: LA MOTO INVISIBLE.






LA MOTO INVISIBLE.

Cuentan los archivos que hace un tiempo vivió en Cali un sicario tan mordaz que más parecía una epidemia. Su efectividad estaba acabando -o limpiando,según se vea- de a pocos con los habitantes de la ciudad. Le conocían como Balita, aunque su protocolo impidió a muchos clientes conocer al menos su rostro; sin embargo la confianza en el negocio no se veía afectada: todos sabían que a la mañana siguiente podrían ver en las noticias el cadáver que habían mandado a elaborar, y que las cámaras de seguridad no serían capaces de detectar a ningún sospechoso. De esta manera, Balita parecía más bien un ente, un ánima que podía hablar con sus muertos, sacarles una sonrisa… y pegarles los tiros bien de cerca.

Tiempo después se vino a saber el secreto de tanto éxito. Al menos mientras ejercía, Balita no era -¡cómo decirlo!- un sicario común. Se podría decir que era una sicaria, pues su uniforme revelaba más bien a una señorita de labios magenta entre la multitud, que salía corriendo de la escena con su bolsito de mano y los tacones que sonaban como el eco de las balas que había disparado segundos antes. Cuando Balita se montaba en la moto de su compañero, ya era demasiado tarde, ya habían huido: eran invisibles para cualquier policía, guarda de tránsito o cualquier viandante. Las mujeres en la parte de atrás de las motos nunca fueron consideradas una amenaza para nadie.

YO-NATHAN

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