Caminos inducidos
-Me encuentro en
esta larga fila del banco, esperando absurdamente mi turno, ¿Por qué
no pueden dar prioridad a los ancianos como yo? Necesito urgentemente
el dinero y esta estúpida gente no avanza ¡Odio las filas!
Este es Alberto
Días, hombre de la tercera edad que espera con ansias el dinero que
su hijo le ha acabado de enviar, pero él no tiene paciencia y poco a
poco se comienza a desesperar y a hablar solo; las personas a su
alrededor son muchas y aunque el banco es un lugar silencioso, este
hombre no encuentra paz.
Los minutos avanzan,
pero la fila no.
Después de una gran
cantidad de tiempo, llega el turno de Alberto para retirar el dinero,
sin embargo, enseguida se disgusta con lo que se encuentra:
-¿Pero, qué es
esto? No puedo creer que mi hijo sea tan inútil, ¿Solo un millón
de pesos?-Mientras cuenta el dinero se queja mentalmente-
Siempre supe que él era un inservible que no funcionaba para
hacer dinero, cada noche le recordaba que si no conseguía billetes
cuando creciera, no sería apto para vivir y ahora veo que mis
palabras no fueron escuchadas, pobre imbécil.
Mientras
Alberto termina de retirar todo el dinero con cara de disgusto y
teniendo en mente a su hijo “inepto”, a unos metros, en una de
las siguientes cajas se empiezan a escuchar gritos, todos
inmediatamente fijan su mirada hacia ese lugar, incluido Alberto, y
este, sin pensarlo dos veces, empaca rápidamente su dinero en su
bolso y sin importar el peligro que pueda correr, camina hacia el
lugar de los gritos para ver qué sucede allí; sigilosamente se
acerca, se acomoda sus anteojos y logra ver un hombre de espaldas,
vestido de negro, con pasamontañas, además, con una pistola en su
mano derecha apuntando hacia varias mujeres quienes se notan
aterrorizadas, Alberto se asombra, pues nunca había presenciado una
escena tan similar a las películas que acostumbra a ver, pero, ¡oh
no! El ladrón ¡Se ha dado la vuela! Ha notado la presencia de
Alberto y ahora es a él a quien apunta, sin embargo, esto dura solo
una milésima de segundo, pues aquel hombre al mirar el rostro de
Alberto, baja lentamente la pistola y queda paralizado, dos hombres
que están atrás de él aprovechan para sujetar los brazos del
bandido y quitar inmediatamente su pasamontañas, cuando esto sucede,
Alberto queda estupefacto y enseguida hace un gesto de dolor mientras
le dice casi a susurro:
-…¿Qué estas
haciendo con tu vida?
A lo que aquel
hombre con la voz entrecortada responde friamente:
-Solo intentaba
servir para algo, como tú querías…papá.
~KMI333
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