Tercer Concurso de Cuento Corto: El último ruiseñor





El último ruiseñor

Cuando se despertó no entendía que había ocurrido. Una hermosa mañana, estaba cazando insectos en el bosque, preocupado por sus amigos de cacería que hace mucho no veía, cuando fue en pos de un enjambre de moscas y luego todo lo que vio fue oscuridad.

Escuchaba ruidos extraños y molestos, unas líneas verticales, que no tenían la calidez de la madera, le impedían salir y el suelo bajo sus patas era seco y muy duro. Cuando abría sus alas e intentaba volar, chocaba con las líneas haciéndose daño. Había unos seres feroces que se le acercaban lenta y torpemente, su mirada codiciosa lo molestaba pues no había amor en aquellos ojos.

La tristeza se apoderó de su corazón, no volvió a comer ni a beber, y sobre todo, dejó de cantar. Entendió que él era solo un instrumento más en la banda sonora del bosque, en aquel horrible lugar no escuchaba el viento ni el crujir de la madera, no sentía la vibración de la tierra ni de los grillos. Su mente solo lo traicionaba recordando aquellos días de libertad cuando volaba y bailaba con la brisa o jugaba en los riachuelos, cuando cantaba a voz de grito para el alba o descansaba en las ramas mas altas.

Su alma se tiñó de melancolía y desesperanza, soñando con el permiso de regresar a casa. Un amanecer despertó y se dio cuenta de que era libre de nuevo. Vi en aquella caja su cuerpo frio e inerte, pero ya no sentía tristeza. En el bosque escuchó la sutil melodía de la vida, entonada por la banda sonora completa, había regresado a su hogar.

Autor: Nayla

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