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Tercer Concurso de Cuento Corto: Una mujer que se repite


Una mujer que se repite
M Oinigih

#1
Soy una mujer intelectual y mi mente sólo piensa en las estructuras profundas de las expresiones artísticas. Para mí la banalidad y el amor son entretenimientos de los pobres. Soy una soñadora, no necesito nada más que cerrar los ojos para vivir como quiero, pero soy tan inteligente que compro –incluso – lo que jamás necesitaré. Hoy compré aceite para el carro que no tengo, hielo para poner la champaña que imaginaré más tarde y uno que otro pepino para entretenerme…

#2
Eleonora soñaba con mover el mundo con un dedo. Le gustaba jugar al tín marín con el mapa mundi e imaginarse en el lugar de dopin güe. Soñaba que soñaba plácidamente en una cama cómoda y soñaba que comía tres veces al día. Eleonora sólo soñaba; sus sueños llenaban el vacío de su estómago.

#3
Eleonora no hacía más que comer arepas de maíz. Las guardaba en sus bolsillos para no sentirse sola y caminar tranquila por la calle. Sus pasos, siempre ansiosos la convidaban en busca de aromas: Amargos, dulces… sobretodo salados. Imaginaba, soñaba, alucinaba con cada olor. Su cabeza, más en las nubes que es sus zapatos no hacía más que soñar. Soñó una ubre recién cortada –azada y con un poco de sal– sacó una de sus arepas guardadas en su cochino vestido y en cada mordisco soñó una vaca.

#4
Un día, bajo un puente, caminó Eleonora y abriendo cada fosa de su nariz encontró un desagradable aroma. Esta vez no soñó, más bien recordó al hombre que amó y pensó que lo mejor era soñarlo. Imaginó un hombre con cara de boñiga y lo odió, sentía asco de él. Abrió los ojos y no pudo soportar el deseo de asirse al pecho el objeto que desencadenó aquel recuerdo.

#5
Su mente era tan soñadora que bastaba cualquier movimiento para estimularse. Una mujer caminaba por el césped y un hombre al parecer intentaba halarle hasta el borde de un riachuelo, Eleonora soñó que aquél hombre cometería una violación y salió en busca de ayuda. Con los ojos cerrados, vio como la ropa de aquella joven se deslizaba hasta el suelo y como la piel de aquel hombre se quedaba en las uñas de la muchacha. Una vez lejos de los hechos, Eleonora tuvo un sueño profundo y por un momento vio que era ella quien halada de la mano se acercaba una vez más al rio. Acostada en el prado, abrió los ojos y entre gritos y pataletas la gente que vendía perros en el parque la miraban desentendidos.

#6
Su vida era un círculo ilusorio, cada vez que soñaba se repetía. Mientras se sentaba en el mueble de la sala frente al televisor, soñaba que estaba sentada hablando con cualquier idiota y, mientras hablaba con él, soñaba con poder pintarse las uñas y teñirse el pelo; también soñaba que mientras le pintaban el pelo, soñaba con unos lindos zapatos y un costoso spa. Mientras le hacían el spa soñaba con llegar a la casa y sentarse en el sillón a ver su telenovela favorita.

#7
Eleonora vivía en el ensueño. Cada vez que se despertaba veía el sol y soñaba que volaba y mientras volaba soñaba que daba la vuelta al mundo. Soñaba que en cada vuelta al mundo los animales y los seres humanos copulaban dándole forma al planeta. Soñaba con que era ése su poder: expandir el mundo. Cuando dejó por un momento de soñar, deseó empezar de nuevo y extinguirlos a todos.

#8
Se aprende más en una noche en vela que en un año de sueño, lo cual equivale a que una golpiza es más instructiva que una siesta. Eleonora pasó mucho tiempo imaginando su realidad pero anoche entró en discordia con su mente. Cerraba los ojos e intentaba deslizarse aunque fuese por los recuerdos; no lograba subir ni un poco, tenía los zapatos bien puestos. Sintió el frío de la noche, el húmedo del viento y el vació de su estómago, se sentó frente al televisor y se vio por primera vez como una extraña: cuando se dio cuenta que era la parte brillante de una nevera dejada en el abandono.

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