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Tercer Concurso de Cuento Corto: El interminable despojo del rey infantil




El interminable despojo del rey infantil

Era un día más que se le añadía al reinado del rey Jungenkid después de haber despojado al anterior rey Kinderkid. En el reino Korper sólo había existido el único y berrinchudo rey Kinderkid; quien después de una disputa perdió credibilidad y el control de Korper lo había obtenido el gran Jungenkid.

Él era un soñador despierto, pues pretendía hacer de Korper un reino en la luna, un reino con reconocimiento mundial o un reino con mucha riqueza, bañado en oro y con muchas festividades celebradas en conjunto con otros reinos. No sabía exactamente cómo llegar ahí, sin embargo había mejorado las condiciones higiénicas, sociales e intelectuales en las que Kinderkid había dejado a Korper. Esto le daba a Korper posibilidades infinitas.

Y fue durante el aniversario 18 de la creación del reino que llegó un forastero vestido de una manera muy formal y con un ambiente muy diferente al que se veía en el reino. Tanto su forma de hablar como de pensar eran llamativos y cautivadores para la gente del reino. Hablaba de llegar hasta donde sus pies le alcanzaran y la luna no estaba en esa lista. De lograr reconocimiento pero tan solo con unos cuantos reinos, de tener riqueza suficiente para sostener a Korper y de establecer una única y duradera festividad con un reino. Ideas “descabelladas” que a Jungenkid nunca le preocuparon, pues creía enormemente en su pueblo y sus motivantes planes para el futuro del reino.

Y fue en la siguiente mañana en la que su mundo se volteó de cabeza. Pues su pueblo simplemente dejó de escucharlo. Desesperado, Jungenkid intentaba recuperar la atención del pueblo y así poder emprender sus promesas. Pero el pueblo nunca le volvió a prestar cuidado, es más, le encerró en la jaula más recóndita del calabozo. Diminuta, fría y desolada, justo al lado de Kinderkid. Una jaula que se volvería su dormitorio, su parque y su biblioteca. Un lugar donde sus pensamientos le harán la mejor de las compañías para toda la eternidad.

Y es así como las ambiciones se encojen, las dudas crecen, las actitudes cambian, las preocupaciones se crean, el conformismo ataca y los sueños se pierden dentro de una jaula en el olvido. Así es como se forma un adulto.

Donpa Pitosqui


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