Quinto Concurso de Cuento Corto: Con el alma rota

 



Tal vez te preguntes porque escribí esto, porque por medio de un cuento podré reconstruirme de nuevo, porque fueron las palabras las únicas que me acompañaron cuando tú ya no estabas. Ahora que estoy con el alma rota, solo me queda recoger los pedazos que quedaron cuando me dejaste caer, me subiste tan alto, que no conocía otro mundo que no fuese el tuyo, pero me soltaste, y en mí solo quedaron ruinas, ruinas de un amor vacío que finalmente solo destruyó mi vida.

 

Te fuiste para no volver, te olvidaste tan pronto de mí, como si nada, como si la nada hubiese destruido todo lo que hubo entre nosotros. Es irónico, porque a mí aún me cuesta pensar en mi sin no pensarte primero. Primero fueron textos, luego besos, luego marcas en mi piel, marcas que me decían que nunca me dejarías caer.

 

Quería que te quedaras plasmado en mi piel, en mi ser, pero no de ese modo, no de esa manera tan miserable como lo hiciste, no con tantas cicatrices.

 

Las personas se preguntan por qué no puedo olvidarte, porque no puedo borrarte y continuar mi vida sin ti, pero, aunque se que no llegarás aún sigo esperando tu regreso. Debí dar más, eso pienso, pero podías dar más y de eso si estoy segura. Estas son solo palabras que tal vez un día se esfumen con el tiempo, pero lo que me hiciste no. Me quede aquí después de que te fuiste, destrozada, hecha pedazos y sin saber el camino de regreso. Me llevaste en tus manos tan seguras, que jamás me fije en las señales de alto, iba tan cómoda en tus brazos que se me olvidó volver. Tenía miedo a que este miedo no desapareciera, a que llegarás tú, y con tus falsas promesas vuelvas hacerme caer en aquel abismo que me ha costado mucho poder salir.

 

Tal vez para ti sea fácil, has recorrido este camino tantas veces que jamás podrías perderte.

 

Pero sabes, yo me tuve que perder para poder encontrarme.

 

Y aunque estaba con el alma rota, me levanté como pude, sintiéndome marchita y ansiando beber de ti, tenía miedo de dar un paso, porque temía que si me iba tu pudieras volver algún día, y yo ya no estaría, y eso jamás me lo perdonaría.

 

Hoy lamento todo el tiempo que pasé esperándote, pero me sirvió, me enseño que no podemos atar nuestra vida a alguien más, que las personas son pasajeras, y que mientras mas eternos queremos ser para alguien más pronto desaparecemos.

 

Créeme, es difícil volver, pero puedes lograrlo, yo lo logré. Estaba casi muerta, pero volví a vivir, me tomé de árboles para no caer, pero sus ramas flaquearon y volví a ese vacío que cada vez se hacia mas inevitable. Fortalecí mi alma, mi mente también, y me di cuenta de qué árboles me podía sostener y al que debía evitar. Estaba segura de que si caía sabría cómo salir. Vivir después de la ruina es difícil, pero me construí, renací, y pude volver a vivir.

 

Escribo esto porque me he liberado de tu recuerdo, porque ya no lastimas mi alma como ayer, porque hoy puedo pisar el suelo y esta firme. No necesito de tus brazos para no caer, he comprendido que sin ti segura estaré. Ya no me aferro a tu recuerdo, mucho menos espero tu regreso, porque lo mejor que me pudo pasar es que te hubieses alejado con el tiempo.

 

No te negaré que después de tu partida no sabia vivir ni por mi misma, era como si todo lo que soy dependiera de ti, que mal estaba. Hoy respiro por mi misma, y se siente muy bien. Ahora estoy tan segura de que nunca sentiste ni la mitad de lo que yo sentí por ti, no después de cómo me dejaste. El problema era que no me encontraba sin ti. Pero lo logré, me encontré, porque mi felicidad no depende de ti, ni de alguien más, mi felicidad solo depende de mí. Tal vez tenía el alma rota pero hoy me he podido construir, sin ti.



Comentarios