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Quinto Concurso de Cuento Corto: Dulce lirio.

 


En un bosque muy lejano, ubicado en uno de los lugares más secretos de la Isla Azabach en África, habitada en su mayoría por seres fantásticos; vivía una noble y hermosa niña de piel azabache, nombrada por los pobladores como Omenma, gracias a la amabilidad que ella brindaba a los habitantes del lugar. Era una pequeña muy servicial; por eso, cada tres puestas de luna, se dirigía al Jardín Algodón de Colores: un lugar hermoso lleno de coloridas flores que daban frutos de caramelos de diferentes sabores.


 

Omenma se aventuraba especialmente a recoger dulces para el anciano Thor, el único troll del bosque, una criatura silenciosa pero temida por todos debido a su fealdad. Eso a ella no le incomodaba, sabía que debajo de esa grotesca piel, orejas y nariz enorme había un ser con los sentimientos más tiernos al cual le encantaba comer el Dulce lirio, un caramelo de capa áspera con un centro blando y exquisito sabor. No obstante, era difícil de recolectar porque nacía en la mitad de un sucio y viejo puente custodiado por el duende bufón, el guardián del Jardín; a pesar de ello, la pequeña era muy cautelosa para no despertarlo, y lograr tomar el dulce sin problema.


 

Una noche Omenma se dirigió al Jardín como de costumbre, y al llegar al puente observó que el duende no estaba donde solía dormir, entonces, con voz temblorosa se dijo a sí misma:


Por largos años el duende ha cuidado este puente. Me pregunto ¿dónde estará?


A lo que inmediatamente una voz respondió—. Aquí, detrás de ti pequeña. Te he observado por varios días y sé que te burlas de mi presencia, ¿Sabes? nadie pasa por mi puente a menos que yo se lo permita.


Ella con mucho miedo contestó:Sí señor, lo sé. La verdad es que no quise molestar sus sueños y por ello, me atreví a cruzar el puente sin ningún problema.

 

Y el duende cuestionóTienes el cinismo de aceptar tu burla y de llamarme problemático.

 

¿Crees que por eso no merezco respeto?


No señor, no fue lo que quise decir.

Shhh… cierra la boca niña insolente. En nombre de todos mis hermanos y el mío, serás sancionada por la humillación que acabas de cometer, contra el honor de los duendes y el cuidado del Jardín.


Omenma muy asustada le suplicó¡No, por favor!, dígame que debo hacer pero no me haga daño.

 

—¿Quién dijo que te haría daño? El castigo será simplemente servir a los duendes por toda la eternidad jajajajaja.



La pequeña con borbotones de lágrimas en su


rostro, imploró al duende que la dejase ir.



 Él la observa y nuevamente, con voz burlesca dice:Si eres capaz de resolver la siguiente adivinanza te dejaré marchar. Solo tienes tres oportunidades de lo contrario te llevaré conmigo.


Ella con mucho susto aceptó.


El duende muy sonriente, pronunció:

¡Grotesco me veo, del lodo nací, si abres tu corazón, verás lo tierno que fui!

 

Así que Omenma se quedó pensativa y luego, con voz de duda preguntó: ¿la piedra volcánica custodiada por el gigante de la Isla?


¡NO! jajajajaja. Qué ingenua eres. Te quedan dos.


 

De nuevo se detiene a pensar un poco más y afirma: la esmeralda azul Azabach hecha por las bellas hadas del bosque.


No, no y no jajajajaja. Prepárate, será para ti un privilegio servir a los guardianes del Jardín Algodón de Colores.

 

Esta vez a Omenma le asaltó una profunda tristeza puesto que, no podría llevarle caramelos a Thor. Pensó en la suerte del anciano, un ser muy delicado pero aborrecido por los demás y en ese mismo instante miró lentamente al duende… ¡Dulce Lirio!exaltó.

 

¡No puede ser!, ¡lo has adivinado!gritó el duende.


De repente, pasó una ráfaga de viento que arrojó a Omenma al suelo, luego, muy asombrada levantó su mirada y notó que el duende burlón ya no estaba, vió que a su alrededor había muchos dulces lirios y recogió los que más pudo. Finalmente, llegó junto al anciano que al verla se sintió feliz y con un gran abrazo, ella dijo: “Si todos lograrán abrir su corazón, disfrutarían de los más exquisitos sentimientos de un dulce lirio como usted”.



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