Una palabra, con un
gran poder, pero solo ocho letras, “Escribir”, es difícil pensar que para
muchas personas el hecho de ejecutar esta acción es básico, pero en esta
historia todo se reduce a ella, y no, no es por ser exagerado o dramático, mi
vida dependerá de ello.
Todo comenzó el día en
que la conocí, yo iba por la calle camino al trabajo, no era raro que mi
bicicleta amaneciera descompuesta y que por ende me tocara buscar otra opción,
pero a diferencia de otras veces, esa mañana estaba realmente retrasado por lo
que me obligue a buscar un atajo para llegar a mi destino, vivo en un pequeño
pueblo y aunque el transito no es un problema, la dificultad de conseguir un
taxi si lo es, la mayoría de veces lo pocos que existen están ocupados, por lo
que siempre elijo caminar.
Hasta ahora todo era
normal, lo complicado de la historia empieza cuando cruzando el puente, observó
que una joven de piel clara, estaba posada sobre la baranda, con su mirada
perdida y con un libro color gris que sostenía en sus dos manos, daba la
impresión de que quería arrojar aquel objeto al agua, por lo que mi curiosidad
no me permitió pasar de largo, adicionalmente nunca la había visto en el
pueblo, de tal modo que no pude detener mi impulso de saludar y ofrecer mi ayuda
de ser necesaria, aquel lugar era lo bastante tenebroso por lo que fue normal
que su reacción fuera de asombro y que posteriormente soltara aquel objeto de
sus manos y cayera directo al río, mi reacción fue dirigirme hacia el final del
puente para bajar e intentar recuperarlo.
Durante el tiempo que
bajaba hacia el río, dirigí mi mirada hacia aquella joven, la cual solo me
observaba mientras mantenía ambas manos sobre su boca en total asombro, al ver
que me miraba fijamente no podía permitirme dejar perderlo, además por su
expresión era bastante valioso para ella. El color grisáceo de la pasta de
aquel objeto no era de gran ayuda, ya que se camuflaba fácilmente con las
rocas, luego de una larga búsqueda logré encontrarlo, tuve una inmediata
sensación de alivio y corriendo me dirigí al puente para regresarlo a su dueña,
pero para mi sorpresa el lugar estaba solo como de costumbre y ningún rastro de
ella.
Luego de un rato
tratando de encontrarla, me di por vencido empaque la libreta, la cual sorprendentemente
no había sufrido mucho por el agua, gracias a algún tipo de material
impermeable y sin pensarlo me encaminé hacia mi trabajo. En el transcurso del
día no pude evitar pensar mucho en aquella chica del puente, me resultaba algo
familiar y me seguía repitiendo en la mente que mi iniciativa de saludarla no
fue normal, no soy de hablar con extraños y por lo general no tengo esa clase
de impulsos.
En seguida recordé que
aún tenía la libreta en mi poder y que era mi deber indagar en ella para
encontrar algo que me permitiera regresarlo a su dueña. En el instante en que
la abrí, me encontré con una especie de diario, tenía relatos por fecha
bastante descriptivos a decir verdad y decidí leer lo último escrito con la
ilusión de encontrar algo sobre aquella joven, lo primero que me pércate fue
que tenía la fecha de hoy y que mi nombre estaba al iniciar, algo bastante
extraño pensé, pero con mi curiosidad al máximo no puede evitar continuar
leyendo, al finalizar me doy cuenta que lo allí descrito fue exactamente lo que
me había ocurrido en mi día, con un final que yo no me esperaba, mi muerte a
causa de un hombre justo a la media noche.
En ese instante
pasaron millones de cosas por mi cabeza, será realmente mi destino lo escrito
en aquellas hojas, lo único seguro es que debo hacer algo con esta información,
intenté reescribir el final, arrancando la última hoja, pero fue imposible
ningún lapicero permitía escribir y el intento de quemar la libreta no
funcionó. Ahora mi única esperanza es encontrar a aquella joven y pedirle
reescribir el final de este día o morir intentándolo, no tengo otra
alternativa.
¿Fin?
Escrito por: Alioth
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