CERES
-Hija
debes saber que en tu corazón encontrarás el valor que puedas
necesitar para enfrentar los grandes retos que se aproximan. Estoy
seguro que tú podrás con todo, pues tu nombre es realmente eso, un
planeta enano rodeado de los grandes y para cosas grandes.
Años
después. (Houston, 2050)
-¡Estudiar
física cuántica es increíble! Exclamó mientras sacudía sus
apuntes.
Eran
las diez de la noche y se dedicaba a estudiar como de costumbre hasta
la madrugada, era amante de dormir de día pero en la noche sí que
se dedicaba. Estudiante de física en una de las mejores
universidades y con una reputación familiar en sus hombros ya que
sus padres fueron reconocidos astrofísicos quienes colaboraron para
importantes descubrimientos del universo trabajando en la Nasa.
Son
las siete de la mañana y Ceres sale disparada de su cama pues va
tarde a clase. En clase no es de prestar mucha atención aún así,
ni ella se explica cómo le va tan bien en los parciales, se burla de
sí misma ya que sabe más de agujeros negros que de cultura general.
Al
salir de clases, se dirige a su visita de todos los viernes al
cementerio.
Fue
un fatídico accidente en una de las plantas de vuelo trabajando para
una de las compañías a las que acostumbraban los señores swather,
se dirigían a realizar una prueba de lanzamiento y llevaban mucho
tiempo trabajando en ello. Lastimosamente terminó en tragedia, es la
historia que resuena los viernes en su cabeza mientras visita la
tumba de sus padres. -¿Por qué hago esto? Soy tan consiente de que
esto no tiene sentido, no es como si ellos estuviesen aquí, se dice
así misma mientras les deja un arreglo de flores reluciente sobre
los otros quince marchitos y rodeados de mosquitos.
Al
llegar a casa, preparar su comida y escucha un dulce ronroneo en sus
pies, es makemake su gatita, la acaricia mientras le sirve su comida.
-Para tener nombre de planeta enano, tienes una talla muy grande! Que
voy a hacer contigo ah!? Mientras se dispone a comer se siente feliz
y se auto felicita, hablar para sí misma es la costumbre de Ceres,
alguien tiene que decirle las cosas entre tanta calma.
Otro
día en la U, todo va bien. Saliendo de clase la aborda un profesor
de su facultad y gran amigo de sus padres. -Ceres, tenemos que hablar
en mi oficina es algo muy importante. -ok. En la oficina hay mucho
silencio, pero del incómodo. Pues el caballero no habla de una buena
vez y Ceres pierde la paciencia, de repente rompe el silencio y solo
escupe una frase tan rápido que la cara de incredulidad de Ceres da
risa.
-La
Nasa quiere trabajar contigo.
-Tienes
que estar bromeando, por que querría trabajar allí. Fue donde perdí
a mis padres!
-Ceres,
eres la única con las capacidades y conocimiento para enfrentar este
reto, toma este sobre. Esta explicado a gran detalle. Mañana debes
tener la respuesta, no es un juego.
Al
llegar a casa, lanza el sobre al escritorio y se tumba en la cama, la
impotencia le roba algunas lágrimas pero por dentro no se aguanta
las ganas de abrir el sobre, dentro de sí misma sabe que moriría
así fuera por trabajar de aseadora en la Nasa, aunque espera no
correr el mismo riego que sus padres.
Para
su sorpresa se trata de una de las misiones más arriesgadas que
hubiesen organizado jamás, la de llevar al hombre a la luna de
Saturno, Encelado. Anteriormente se han realizado estudios donde se
demuestra el potencial de esta luna de agua líquida, para albergar
vida y ya confirmado necesitarán la ayuda de astronautas para
indagar a rigor el entorno pues los equipos se han quedado cortos
ante complejísima forma de vida. Ceres supone que la necesitan para
la parte de planeación pero se equivoca, se trata de enviarla al
espacio sin ella saberlo aún.
Por
su mente cruzan mil pensamientos mientras se dirige a la oficina del
director de la misión para comunicarle su respuesta. Pero ella ya se
vio viajando en el cohete más moderno del momento en un viaje
posiblemente sin retorno. –Bien, ¿qué tengo que perder?
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