Cuarto concurso de cuento corto: Encuentro




Encuentro

La verás caminando por la acera, a paso lento y con unos cuántos paquetes en las manos. Luego se detendrá, mirará el árbol de hojas rojizas que empiezan a caer, su cuerpo se estremecerá. Caminará un poco más mientras sus rodillas no dejarán de temblar y se detendrá frente al viejo edificio.

Permanecerá inmóvil durante unos minutos, entonces entrará, no saludará al portero ni usará el ascensor. Correrá gradas arriba tratando de no perder el equilibrio. En el quinto piso abrirá apresuradamente el cerrojo del apartamento 526, entrará, tirará las bolsas, pondrá el cerrojo nuevamente y se dejará caer hasta el suelo.

Llorará, llorará sin parar con el rostro apoyado sobre la alfombra mientras sus manos cederán a movimientos involuntarios. No dirá ni una palabra, se pondrá en pie, caminará por el corredor un rato con la mirada fija. Volverá a llorar, entrará en su cuarto y se pintará los labios de un rojo carmesí muy acentuado que se correrá hasta llegar al contorno de sus mejillas.

No se verá en el espejo ni cambiará su corto vestido blanco. Saldrá del cuarto, caminará por el pasillo una vez más, se ocupará de las plantas durante un rato sin que sus manos dejen de temblar. Luego pondrá música y cada movimiento de su cuerpo estará en perfecta sincronía con el ritmo de “Summertime”, interpretada por Ella Fitzgerald y Louis Armstrong.

Sonreirá, reirá, cantará y volverá a llorar. Entonces gritará; gritará histéricamente con todo ese aliento de vida que le quedará mientras aún intentará encontrarla. Gritará; gritará una vez más con todas sus fuerzas, tomará la vieja daga que reposa junto a la chimenea, contemplará el retrato sobre la mesa. De repente, el blanco se teñirá de rojo con cada gota de sangre que quedará impregnada sobre la alfombra.

Así, ella la verá, toda adornada de rojo escarlata sobre un tenue blanco. Susurrará un leve: “Te he estado esperando” y sonreirá complacida ante el encuentro a través del espejo.


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