“UN
MUNDO SIN COLORES
La
mujer cerró los ojos, al abrirlos despertó en un mundo extraño y
gris en el que los colores no existían, se sentía triste y asustada
como si estuviera en un sueño y no pudiera despertar, miró a su
alrededor y no reconoció la casa, ni los muebles, ni las personas
que estaban allí, como si alguien le hubiera borrado la memoria y
puesto en una dimensión diferente. Cerró los ojos y los volvió a
abrir esperando que algo cambiara, pero no sucedió, lo hizo otra y
otra vez pero nada cambiaba, los colores no volvían y ella seguía
sin recordar nada; de repente se dio cuenta que a su alrededor
algunas personas la miraban de forma extraña; una de ellas, una
joven de unos 20 años le pregunto un poco consternada y tomando su
mano“¿Estás bien mamá?”, pero ella no sabia que decir, no la
reconocía ¿Como podía ser su hija?, un hombre mayor de unos 50
años dijo al aire sin vacilar “¡Otra vez lo mismo!, traigan el
espejo”, uno de ellos acercó un espejo grande que se encontraba
cerca, permitiendo a la mujer detallar a la desconocida que se
encontraba ante ella, llena de arrugas y de canas, imitando sus
movimientos, ¡no podía ser ella!, la mujer estaba segura de que
debía ser algún tipo de broma de mal gusto, hasta que se le ocurrió
mirar sus manos, solo para darse cuenta que estas también estaban
llenas de arrugas; la mujer sentía que su vida había transcurrido
en un abrir y cerrar de ojos y ella se había perdido todos los
momentos buenos y los malos, había envejecido en un segundo y nadie
parecía entender su dolor; el hombre mayor cansado de la situación
dijo bruscamente a la mujer “solo es el alzheimer acechando otra
vez”, las lágrimas empezaron a caer por sus ojos, cada vez mas y
mas lágrimas, cada vez menos personas a su alrededor, como si en el
mundo donde no existían los colores, tampoco existieran los
sentimientos.
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