Ir al contenido principal

Cuarto concurso de cuento corto: MI OTRA FACETA






MI OTRA FACETA

Ella se dispone a realizar su lectura diaria, me encanta verla sonreír cuando abre su libro, me encanta verla discutir con el libro como si este le entendiera, adoro cuando ella llora de rabia o tristeza arrojando el libro contra el piso, tal vez porque ha muerto uno de sus personajes favoritos y corre rápidamente a recogerlo revisando que no haya sufrido muchos daños, adoro su cara de malicia cuando el villano paga por sus crímenes pero lo que mas adoro es verla suspirar de satisfacción cuando el final le impacta, la admiro en silencio cuando lee y ella lo sabe, solo basta con el silencio y un libro para que nuestras almas entren sincronía, por eso siempre se asegura de abrir su libro en donde yo pueda verla de frente, ¡la sin vergüenza! nunca me deja saber lo que lee, esconde los libros en su nochero con llave, yo por respeto nunca lo he abierto aunque me muero por hacerlo y puedo hacerlo, es tan extremista que forra las portadas de los libros al comprarlos, sabe que soy curioso, quiere llamar mi atención, quiere que la admire mientras lee, ella sabe que me pierdo como un niño detallándola de pies a cabeza; siempre lo hace descalza con sus uñas pintadas de negro, con un short corto, totalmente despeinada por tanto enroscar su cabello y el detalle que mas me atrae siempre usa una de mis camisas, ella me mira de reojo para asegurarse de que estoy siguiendo su juego y yo con gusto lo sigo, a veces no aguanto la tentación de interrumpir su lectura para darle un tierno beso ya sea en sus labios o en su frente, ella responde siempre con un beso largo y uno mas tierno al final como si fuera una firma, mirándome como si hubiera ganado el juego, siempre gana, siempre busco besarla pero en el fondo siento que nos vamos a estancar en la monotonía y es por mi culpa al no proponer algo que le llame la atención en su rato de ocio, un murmullo en mi cabeza me dice “un poema”.

Después de pensar un rato busco un cuaderno de borrador con el fin de escribirle un poema, el primer poema me pareció una maravilla cuando lo escribí, al analizarlo me pareció muy simple y plano, lo único que hice fue resaltar de manera burda su belleza y el azul de sus ojos, así que seguí garabateando todo el mar de ideas que querían ser plasmadas en el papel, todos los poemas me parecían horribles pero de a poco voy armando el sentimiento que quiero expresarle, quiero que ella sepa los cambios de nuestro pasado, lo firme de nuestro presente y hacerle saber que quiero un futuro con ella, me enfoco tanto en ese cuaderno que tardo 20 paginas de poemas y tachones en darme cuenta que se han invertido los papeles, ahora es ella la que tiene curiosidad, detalla mis gestos al escribir, trata de leer mis labios cuando le hablo al cuaderno como si este me entendiera, la impaciencia le gana se acerca para besarme sospecho de sus intenciones, durante el beso agarró sus manos para que no pueda hacer nada, trato de no ser brusco durante el forcejeo por el contrario ella muerde mi labio inferior con mucha fuerza hasta que el dolor me obliga a soltarla ella aprovecha para coger el cuaderno y encerrarse en el baño al principio escucho risas, hacemos bromas sobre algunas frases después ella sale del baño muy conmovida e insiste que ambos leamos el siguiente poema.

Una leve sonrisa tuya me invito a entrar a tu caos,
Con gusto entre a ese caos,
Sabía que solo era la fachada de un alma herida,
De un alma traicionada que se atrevió a confiar otra vez,
El brillo de tus ojos me hizo ver que eras fuerte y tranquila como árbol, Un beso y aun abrazo sellaron nuestro inicio,
Encontré paz en el silencio de tu regazo,
Eres todo lo que quiero en mi futuro,
Abrázame fuerte y susúrrame al oído todos tus sueños”
Ella llora, me abraza y me susurra al odio “mi sueño es amarte toda mi vida”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...