Ir al contenido principal

Cuarto concurso de cuento corto: MI BARRIO


MI BARRIO

Ya estaba acostumbrada a las noches tranquilas y a la gente alegre de mi barrio pues su aura era acogedor y armonioso, pero en esa noche nada fue igual, al entrar pude sentir un intenso frio y silencio abrumador en sus calles podía ver la cara de tristeza de sus habitantes y como muchos con sus maletas se iban de sus casas con gran apuro., y todo ello era porque habían asesinado a un joven unas cuadras más allá de mi casa, fue horrible pues según los comentarios de la gente, lo habían asesinado por ajustes de cuentas entre pandillas, lo que había traído deseos de venganza de sus familiares y a su pandilla amenazando a todos incluyendo hasta a los niños.

Eran las 11:00 pm y debía salir a comprar un aceite para terminar de hacer mis alimentos, y mientras caminaba rumbo a la tienda solo pensaba en que pasaría de ahora en adelante ya que las amenazas de cobrar justicia por mano propia las daban como un hecho, al llegar a la esquina pude ver cientos de policías tapando ciertas cuadras con barricadas ya que absolutamente nadie debía pasar por allí, mientras me acercaba a la tienda unos chicos empezaron a pasar lentamente en sus motos de un lado para otro, lo cual me lleno de nervios y a su vez podía sentir como mi corazón latía al mil, cuando llegue a la tienda compre lo que necesitaba y sin mediar más palabras, salí de aquella tienda para mi casa., hasta que al pasar la calle pude observar que se acercaban las mismas motos a gran velocidad, que venían hacia una de las calles en las que estaban los policías, y lo que más temía paso.

Empezaron los cruces de disparos entre policías y pandilleros, tuve que correr y correr entre la multitud de la gente para poder resguardarme y lastimosamente a causa de los nervios me caí en la esquina que daba en dirección a mi casa, quede en shock viendo como los policías se resguardaban de los tiros, como la tienda en la que estaba se volvió un completo desorden a raíz de los impactos que recibieron los alimentos, y también me tocó ver como mis vecinos corrían por sus vidas, cuando en un momento sentí que me tomaron por la mano y al voltear era mama quien me levanto para que huyéramos de aquella esquina como pudimos llegamos a casa y nos encerramos en el baño ya que era la parte más segura de la casa, nos abrazamos y nos quedamos allí.

Transcurrieron horas y se seguían escuchando tiros, gente alarmada, ambulancias a gran velocidad, hasta que todo quedo en silencio. Al amanecer salimos para saber qué había pasado, era un panorama desastroso pues se veían manchas de sangre en el piso y hasta en las paredes, todo estaba acordonado, cuerpos tapados con sábanas blancas en el piso, canales de televisión transmitiendo lo que había pasado madres llorando, la tienda completamente destruida y gente huyendo con lo poco que podían. 
Han pasado 6 meses luego de la tragedia y aunque las manchas de sangre, la basura se fueron., mi barrio aún sigue como aquella noche, en silencio, frío y ahora con el miedo de que la muerte vuelva a rondar por sus calles.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...