Volverás.
Se marchó con
una sonrisa de seguridad, de la cual no me atreví a desconfiar.
Agazapado de negros sentimientos me dejó, al borde del colapso,
entre la náusea y el mareo, el éxtasis y el miedo. Temblaban las
manos, difícil era articular palabra alguna, traté de calmarme,
disminuir la ansiedad, reducir los latidos afiebrados del corazón.
Armé con gran prestidigitación un corto y honesto discurso, uno con
olor a verdad, despojado de pretensiones comunes y lo más
importante, de ese patetismo no comprometido.
Miraba hacia al
sur, sólo sabía hacer eso. En el sur se encontraba ella, la misma
que prometió volver con tan solo una sonrisa, esa que se llevó en
un rápido y descontrolado caminar parte de mí; las palabras, el
proyecto, las cartas que aposté con tanta vehemencia al cruel e
implacable azar.
Meditaba un poco;
El tiempo, esa vieja fábula que se desplaza quedamente, la puedo
sentir en aquella parte que no tengo, que no soy. Traté de recitar
unos cuantos poemas: Borges, Panero, Onetti, Lorca, Machado. Tan
nobles invocaciones en vano, en vano porque nada lograba más que
aumentar mi esquizofrénico deseo por tenerla a mí lado.
Quizás tardaría
un poco, quizás el lugar al que se dirigía está ocupado, quizás
se encontró con algún inesperado, el cual obligó a detener su
paso: un viejo amigo, un perro rabioso, un recuerdo, una melancolía.
Quizás encontró palabras que buscaba y ahora organiza para usar en
su regreso, quizás se arregla para venir, o, quizás… Quizás no
vendrá.
¡No!, cálmate,
tranquilo, sólo han pasado unos cuantos minutos, no desesperes,
paciencia, trata de distraerte un poco, disipa las dudas, evanesce
las preocupaciones, observa las personas que pasan, las aves en el
cielo, la música académica de fondo, las risas, la felicidad, la
armonía, la belleza de un verde campus en que agonizan ideas, otrora
tan vivas, ora tan inanes, vacías.
Recuerdo cuando
la vi por primera vez, fue en uno de esos tristes días donde la
naturaleza hastiada de su eterno girar, decide parar. Los árboles se
arrugan más y deshojados eyectan al mar de cemento a las hermosas
aves; estas ya no cantan ni brillan, el cielo vomita lágrimas que al
caer sólo nos hacen recordar que el espacio está aún muy vacío.
Caminaba
jovialmente junto a su grupo de amigas, ella, tan imponente sobresale
ya sea con su presencia o su sombra, ya sea por su tez o su mirada,
un poco distraída, un poco fija. Iba siempre riendo, reía por
doquier, su aura encantaba al más triste de los hombres, droga sin
contacto, droga a larga distancia, droga, éxtasis, exterminio con
una sola palabra que jamás se cumplió…Volveré.
Rostro sobre
rostro, contacto ínfimo con tus manos, tu corta falda, tus cortadas
piernas, loable cabello al viento, figura, ¡Oh que hermosa figura!,
ese extraño acento, mezcla de dialectos y costumbres ajenas, esas
grandes gafas, tus ojos, tus senos, tu alma; tú, tú, tú, más que
un sujeto lingüístico, quiero mostrar el infantil trabajo de las
palabras, intentan mostrar algo que ellas no entienden, que ellas no
son.
Quizás ella
venga mañana, quizás se perdió en el camino, quizás sea tan sólo
una piedra o un puente en su camino. Quizás el sur se apague, el
cuerpo, su carne, se torne en polvo, se mutile las piernas, niegue a
todos el amable gesto de vivir.
Taciturno y
funesto regresaré, a la quietud del no-ser-contigo, a la
imposibilidad, a la negación de ser feliz. Quizás, tan sólo
quizás, mañana amanezca, pero ya no habrá ojos testigos que
permitan declarar si ella vino, o, si fui a encontrarme con una cita
adelantada.
-El Mutilado-.
Me encantó.
ResponderEliminarUlala señor fraces💸
ResponderEliminarBellísimo uwu
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUish me Encantoo, tanta pasión que pones amigo, sigue así.
ResponderEliminarMuy bueno
ResponderEliminarAmazing!!
ResponderEliminarSe me erizaron los pelos del ano :0
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