VI Concurso de Cuento Corto: ¿Quién fué?



Abrí mis ojos alrededor de las 2 de la madrugada; un estruendo perturbó mi somnolencia. Alarmado me dispuse a levantarme, intente mover mis dedos, pero no podía, mi cuerpo estaba inmóvil, contemple por mi ventana la brillante luna mezclarse con el oscuro cielo, todo estaba teñido de un color escarlata. De repente, estallidos de lámparas fundiéndose y unos pasos acercándose por mi espalda ,captaron mis oídos , el terror me tenía preso. Intente gritar pero era inútil, cerré mis ojos por unos pocos segundos ;tratando de escapar de aquel horror, de repente aquellos pasos ya no se acercaban, todo estaba en calma. Creí estar soñando, hasta que un grito penetrante rompió el silencio, ni con dos grados bajo cero se te pondría la piel así. Una dama esbelta, cadavérica , aproximaba cada vez más sus pasos a mi morada, una prenda holgada y deteriorada vestía su torso, unas cuencas perversas se notaban a simple vista, estaban fijas en mí, como si aún aguardara ojos, se detuvo enfrente, me observaba inquieta, sentí una helada garra tomar mi pie y un peso tumbarse en mi cama, una zarpa fantasmal entumecía cada centímetro de mi piel, se acercó a mi semblante unos fauces desabridos provocando una abertura que desprendía un olor nauseabundo, me desvanecí al instante.


Una hora después desperté aturdido, me negaba abrir los ojos; temí que ella estuviera enfrente. Después de un rato en completo silencio, advertí un hombre alto de aspecto oscuro mirarme desde la esquina de mi habitación, eché a correr como un loco fuera de mi dormitorio, mi corazón parecía una locomotora, puedo jurar que se me saldría del pecho, me aventuré en el tedioso pasillo, deseando dos cosas ardientemente: la una, que todo fuese una mala broma de mi cerebro y salir de esta pesadilla: la otra, que alguien fuese enviado por los ángeles a rescatarme. En lo que concierne a lo primero, termine de convencerme que no estaba soñando, cuando me adentre en un inmenso salón, que vestía de gala en el día, y ahora parecía sacado de una película de terror; la tormenta proyectaba un gran cuadro horrendo a mi costado; adentro una de las siluetas se volvió sobre sí misma, una sombra se alzaba avanzando lentamente hacia mí, petrificado me incorpore y retrocedí torpemente, hasta estar tendido en el suelo. Un relámpago estalló sobre las afueras del hospital. Alcé la vista, y me di cuenta que la figura ya no estaba.


Con el corazón dando vuelcos me escabullí escalera abajo, una modesta cocina se encontraba envuelta en una cortina de neblina .Permanecí inmóvil durante un instante al percibir un hedor a podredumbre, supe que algo andaba mal, ante el completo silencio del lugar. Distinguí una figura arrinconada envuelta en un manto de sangre, supe instintivamente que todos estaban muertos, horrorizado ,me apresure a la puerta, pero no cedía, escuché un susurró indescriptible pronunciar mi nombre: Julián… ,mientras intentaba inútilmente abrir la puerta, una extraña sombra negra se deslizaba bajo la puerta, di cinco pasos atrás, estaba helado y temblando. Cuando la sombra se aproximaba a tocarme; en esos momentos advertí jadeos y dos luces divisándose por un costado de la cocina: azul, roja… Entraron dos hombres uniformados gritando: << ¡¡¡ Suelte el arma!!! ¡¡¡Arriba las manos!!! >> Confundido, miré a la ventana que estaba a mi derecha, tardé en darme cuenta que un hombre cubierto de sangre, con las manos en lo alto me observaba. Se dibujó una sonrisa malévola en su semblante, un demente me sonreía… yo también le sonreía.



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