Sabía que había una razón en específico para estar soñando con fideos, pero no fui capaz de recordar por qué. Era una jungla hecha enteramente de ellos, estaban perfectamente cocinados pero aún así se conservaba el aroma liberador y característico de la naturaleza. Era como si el barro se me pegara en las mejillas y el olor al caminar sobre hojas mojadas en el suelo se confundiera con el sabor de la boca a pesar que al pisar dominaba el balbuceo y salpicar de la selva de espagueti. A pesar del sin sentido me sentí maravillado y decidí explorar, sentí hambre después de un par de horas y elegí uno de tantos millares de fideos, este era del tamaño y longitud de una manguera, estaba colgando de un fideo más grande que hacía las veces de árbol y después de arrancarlo me rodee el cuello bien sujetado con él para comer en el camino cuando me placiera. Pasé 10 horas caminando, para mi diversión la jungla parecía no tener fin y el sol no cambiaba de lugar, pero con la panza llena de fideo...