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VII Concurso del cuento corto, ¿CÓMO ERES?


Estos días he sentido cómo llegas, el ambiente es más frío que de costumbre, siento tus pasos tan cerca, tu aura, si es que tuvieras un cuerpo. Anoche creo que me visitaste, no sé en realidad cómo debería de sentirme, te anhelo tanto y deseo que vengas, pero creo que ahora tengo miedo, ¿es eso normal? Y si lo es, entonces estoy dispuesta a pasar por este proceso, estoy esperando por ti hace muchos años, he llorado, he querido adelantarme, he estado perdida, he querido regocijarme en ti, en lo que me puedes brindar, en aquella paz que sé que puedo encontrar entre tus manos heladas. ¿Manos?, ¿acaso la muerte tiene manos?, ¿viene con aquella guadaña color plata?, esa representación que tengo de ti la he ido adquiriendo a lo largo del tiempo, te he concebido vestida de negro, asociada al frío y a la oscuridad, ¿pero realmente eres así?

 

Él me dice que eres muy diferente, que no tienes un rostro, ni un cuerpo, ni un olor, ni un color específico... Y aunque cada que lo veo sigo indagando, no sabe darme una descripción detallada, justo anoche le comentaba que yo pensaba que eras viento, que eras paz, que eras tranquilidad, que eras sigilosa y que deseaba partir contigo; yo me he ido enamorando de ti sin conocerte en realidad, yo solo quiero que partamos, que me lleves en aquella paz que sé que aguardas. Quiero ser libre junto a ti, si es que en realidad la libertad existe...

 

Muerte, esto es para ti, escribo por ti, escribo para hacer que mi estancia aquí sea más llevadera, si todavía no quieres mi compañía, espero que me dejes seguir escribiendo, es lo único que te pido. Muerte, mi adoraba muerte.


 

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