VII Concurso del cuento corto, SIRIO

 


Antes de ser la estrella más resplandeciente de todas, era una simple ilusión que nació entre una torrente oscuridad.

 

Entre el conflicto y la discordia es imposible encontrar alivio, no obstante, en medio de la lóbrega noche empezaba a evocar el sentimiento de libertad, aventurándome en las inseguras calles en búsqueda de esperanzas que terminaba extrayendo del escenario más artístico que ofrecía el cielo, fascinado por los cuerpos celestes que centellaban a millones de distancia.

 

La oportunidad precisa para abordar una epifanía, una revelación para el ser menos adecuado como yo, el cual pienso que es una simple casualidad. Con la vista perdida en el cielo, una confusión disfrazada de ilusión empezaba a abordarme, del porqué la llegada de estas estrellas empezaban a iluminar mis profundos deseos, desde la lejanía las observaba sonreírme como si comprendieran mis pensamientos.


¿Que se sentirá ser libre?

Libre como las estrellas.

Estrellas hechas para brillar.

Brillar fuertemente en la oscuridad.

Oscuridad como en la que me encuentro…


El momento se convirtió en una rutina que alimentaba mi deseo por resplandecer y mis ojos se acostumbraron a ser testigos de las constelaciones de la noche, arriesgando mi seguridad en un camino de terror, el cual incrementaba amenazando con todo índice de vida que retara la realidad y me obligaba a exponerme al fuego cruzado, pero la recompensa siempre calmaba cualquier sacrificio, porque mayor es la sentimiento que fluctúa entre tantos acontecimiento

 

Hipnotizado por un suceso que cambiaría el rumbo de mi vida, mis ojos empañados anhelando por más, cansados por la misma situación de convivencia con un alma inconforme de su posición, sufriendo de día y soñando de noche, con una ilusión que coaccionaba en volverse autodestructiva.

 

Sin embargo, el golpe de realidad fue mas abrupto dando paso al dolor más frío y crudo que mi cuerpo ha sentido, un hecho insólito donde el exterior te somete castigándote por ser desafiado. La visión del cielo empezaba a trastornarse hasta obstruir la razón de mis esperanzas, mi aflicción empezó a disminuir hasta perder mis fuerzas y la conciencia de mi mismo se hacía cada vez más presente, agonizando intentando respiran sin éxito alguno hasta exhalar mi último aliento de existencia para bifurcar por las raíces de mi subconsciente e irme desvaneciendo lentamente, y ser abrazado por lo que menos esperaba.

 

Solo un valientes es capaz de enfrentar las situaciones de su realidad dando hasta el último fragmente de su esencia de sí mismo para iniciar un nuevo vivir donde su alma y espíritu durarán para siempre. Ese momento en que cierras los ojos y la incertidumbre te atrapa confía que habrá un mejor realidad, solo los destinados podrán llegar.

 

El momento inesperado es el esperado para despertar, abrir lo que en algún momento fue cerrado y sentir que se ha logrado, las sonrisas son reemplazadas por aplausos y la cercanía sustituye la lejanía, comprendiendo que el apagarse el exterior era el camino para encenderse el interior.

Mientras más fallezco, más me he ido.

 

Cuando no esté en esta realidad porque no me verás, me encontrarás en lo que tanto amé, las estrellas que tanto aprecié. Y cuando me veas lo notarás.

 

Ahora… soy la estrella más brillante de todas.

 

El nacimiento de una estrella es el suceso más inusual de rodos, pero cuando sucede es porque estaba destinado a serlo.

 


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