Ir al contenido principal

VII Concurso del cuento corto, ESCUPEME EN LA BOCA

 




-El mundo que nos rodea es una construcción de nuestras propias ideas, como si genuinamente cada ser humano le correspondiera una parte del mundo tal y como la conocemos, el mundo moderno de las comodidades innecesarias nos vendió la farsa de que somos protagonistas de nuestra vida, cuando siendo más o menos realistas, miramos hacia el cielo y nuestro ego se queda en las copas más altas de los árboles mientras nosotros como seres humanos nos creemos la punta del alfiler, el universo nos escupe en la boca, demostrando que el ser humano no es más que una coincidencia, porque así es mi querido lector, tú y yo y otros billones de seres somos una coincidencia a nivel anatómico, y si sé lo que probablemente esté pensando “acaso un idiota me va a venir a decir que mi vida no sirve para nada y que lo que soy no es nada, todos mis logros, metas, objetivos etc. ¿Son inútiles?” Y mi respuesta corta ante su posible arremetida es “afirmativo”-

-escribir historias nunca fue lo mío- entonces Zaad se levantó de su escritorio lleno de una cólera literaria más que exagerada y más que ridícula a ojos de un tercero, -¿era necesario insultar a mis propios lectores para mantener su atención?- dentro de sí mismo Zaad se respondió -obvio es decir, los intelectualmente inferiores a mi son ignorantes, títeres, presos de un sistema político, religioso y económico, que en mi humilde acción, les saco el dedo del medio a todos sin excepción- Lo que no sabría Zaad, es que la vida le tendría planes más que interesantes, que lo obligaría a comprender su miserable y pútrida existencia independientemente de sus acciones.

Entonces empezó el protocolo habitual, porque, aunque este intento de literario llamado Zaad se creyera superior a los demás, seguía siendo una astilla del mismo palo. Se preparó para salir, la verdad su cabello alborotado, sus más que evidentes ojeras y su uniforme desalineado lo exponía a más que una evidente falta de amor propio, hombre soltero de 28 años, un pobre diablo que lo que mejor hizo en su vida fue venir a new York a buscar mejores oportunidades.

Se dirigió a su trabajo, un complejo de oficinas que quedaba en new York, Manhattan, donde la explotación laboral estaba a la orden del día, - “sáquenme de Latinoamérica” si esos idiotas supieran que aquí es el mismo lodazal, pero en inglés”- empedernido escuchando música con sus auriculares, porque, aunque el mundo le gritara de frente, él no estaba dispuesta a escuchar.

-ja, trabajar, ni que la empresa fuera mía - Zaad siempre se hacía resaltar entre sus compañeros como una persona intelectualmente superior, alguien superdotado, un hombre entre hombres, simplemente por haber completado una carrera de administración en la universidad del valle, y dentro de las pocas conversaciones banales en los momentos de descanso del trabajo, el pobre Zaad hacia muestra de su pobre ego vacío, tenía más títulos autoproclamados que títulos universitarios se hacía llamar “el rey del sexo” que ninguna mujer se había ido insatisfecha de su cama, pero era virgen aun a sus 28 años, “el literario más acreditado” cuando solo había publicado un cuento corto en un concurso universitario, “un hombre de cultura y lector incesante” pero en realidad solo se había leído el quijote de la mancha por motivos de hacer una crítica literaria, así que si, nuestro querido amigo Zaad

era víctima de sus propias palabras un hombre deprimido, que su único refugio eran sus propias palabras, en un mundo tan cruel y sanguinario, donde nadie tendría reparo en poner a este ser humano en su lugar, ya que para el ser un mentiroso es correcto, pero el problema fue cuando él comenzó a creerse sus propias mentiras.

Sus mentiras y palabras se acabaron cuando un 28 de diciembre del 2005 una carta llego a su puerta, lo habían despedido de su trabajo en las oficinas por falta de eficacia y eficiencia, parece que el mundo hizo que “el rey del sexo” se tragara sus palabras junto con sus mentiras.

Y el que crea que esta historia es una mierda, que alce la mano.



FIN

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...