VII Concurso del cuento corto, EL SENDERO DE LOS SUEÑOS

 


En un tranquilo pueblo rodeado de altas montañas, vivía una joven llamada Elena. Su cabello dorado brillaba bajo el sol, y sus ojos azules irradiaban curiosidad y anhelo. Desde temprana edad, Elena había sentido una profunda conexión con los sueños, no solo los que tenía al dormir, sino también aquellos que anidaban en su corazón y la impulsaban a buscar un propósito más grande en la vida. Elena se perdía entre las páginas de libros que contaban historias maravillosas y viajaba en su imaginación a mundos lejanos y fantásticos, soñaba con ser una escritora, capaz de tejer palabras en historias que inspiraran a otros y les mostraran el poder de perseguir sus propios sueños, sin embargo, el miedo al fracaso y las dudas la mantenían cautiva en su mundo interior. ¿Y si sus historias no eran lo suficientemente buenas? ¿Y si nadie las leía o las comprendía? Estas preguntas la atormentaban y la alejaban de su verdadero propósito. Un día, mientras deambulaba por el bosque cercano, Elena se topó con un sendero desconocido, parecía haber sido trazado por la naturaleza misma, con sus piedras pulidas y sus flores silvestres bordeando el camino, un escalofrío recorrió su espalda y un impulso irresistible la llevó a adentrarse en aquel sendero misterioso, a medida que caminaba, los árboles susurraban palabras de aliento y las hojas danzaban en torno a ella, como si celebraran su valentía. La estética del entorno era cautivadora: los rayos de sol se filtraban entre las ramas, creando un juego de luces y sombras que daba una sensación de magia, el sendero la llevó a un claro encantador, donde una figura anciana y sabia la esperaba. Era un viejo escritor, cuyas manos arrugadas sostenían un cuaderno lleno de palabras e ilustraciones. "Querida Elena", dijo el anciano con voz suave pero llena de sabiduría, "has llegado al lugar donde los sueños se encuentran con la realidad, aquí es donde los escritores encuentran la inspiración y descubren el verdadero significado de sus palabras", Elena se sintió abrumada por la emoción y el asombro. ¿Era posible que hubiera encontrado el lugar donde sus sueños se hacían tangibles? El viejo escritor le entregó el cuaderno y le susurró al oído: "Escribe, Elena. Escribe con el corazón abierto y verás cómo tus palabras cobran vida", con renovado coraje y determinación, Elena regresó a su hogar y se sumergió en el mundo de la escritura, sus dedos volaban sobre el teclado, dando vida a personajes vibrantes y creando mundos llenos de aventura y esperanza, cada página escrita era un paso más hacia la realización de sus sueños. Con el tiempo, Elena compartió sus historias con el mundo, sus libros capturaron la imaginación de los lectores y sus palabras resonaron en los corazones de muchos. Su estética y su cuidado en la elección de palabras hicieron que cada historia fuera un viaje mágico y emocional. El Sendero de los Sueños se convirtió en un lugar de peregrinaje para aquellos que buscaban inspiración y valentía para perseguir sus propios anhelos. Elena se convirtió en la guía de aquellos que perdieron la fe en sus talentos y les mostró que los sueños pueden hacerse realidad si se atreven a perseguirlos con pasión y convicción. Fue así como Elena encontró su propósito en la vida y abrió la puerta a un mundo de posibilidades a través de la escritura. Su historia se convirtió en un recordatorio de que todos llevamos dentro la capacidad de convertir nuestros sueños en realidad si nos atrevemos a seguir el sendero que nos llama.


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