Hace muchos años ya, en un pueblo rodeado de montañas, de
naturaleza, donde cada día, cada amanecer es un despertar en medio del roció de
la mañana, el brillo el sol acaricia el
rostro de sus habitantes, las estrellas con la luna cubren sus sueños y
deseos, donde en los atardeceres las
personas pueden ver las nubes caminar por sus calles coloridas, y poco a
poco verlas elevarse hacia el cielo, y
puedes admirar este grandioso evento todos los días. Es el gran espectáculo que ofrece la naturaleza a
quienes viven en esta tierra y a todos aquellos
que visitan este pueblito en medio de las montañas.
Pero en medio de toda esta maravilla se ha creado un ser
despreciable, enorme, con garras
afiladas, cuyo rostro es imposible de ver sin que cause escalofrío y
temor, este ser se alimenta de la inconformidad que siente al ver gente
desprotegida en el mundo, pero la gran ironía es que el también ataca seres humanos
indefensos, la injusticia ha creado un monstruo que embiste inocentes, que acecha, que daña, que
destruye, donde la felicidad no puede ser
completa, pues hay un mal escondido en medio de ella, y cuando se vuelve
visible, hace que los ríos cristalinos
que en ella se encuentran se tiñan de sangre, de dolor, de incertidumbre.
Cada semana aquel monstruo asechaba al pueblo, todos sus
habitantes corrían a esconderse, pues
este encuentro ocasionaba desastres, y el temor se apoderaba de sus habitantes,
ya que muchos habían perdido seres
amados en su encuentro con él. Un día fue diferente, salió al pueblo y causó el desastre más grande que
hasta entonces había hecho, algunas casas caían a pedazos, personas en las calles lloraban al
perder a sus familiares, los guardianes del orden eran asesinados, y el pueblo donde la
naturaleza es la gran atracción, y las nubes caminan por las calles, se teñían de rojo, dejando en sus
habitantes ira, dolor, impotencia, pues el monstruo es más grande que sus
fuerzas. Aquel día el monstruo desapareció, sin dejar rastro, dejando atrás aquel pueblo destruido,
destrozado.
Pasaron muchos muchos años, donde las personas de aquel lugar,
dejaron de temer, exploraron sus
tierras, y buscaron grandes fuentes de trabajos, las familias comenzaron a construir grandes casas, porque ya no había
quien las destruya, se acabó la zozobra y todos
podían andar en la calle sin miedo a nada, la alegría se apoderó de este
pequeño pueblo, donde unos a otros todos
se apoyaban.
Pero … esta alegría fue efímera, cuando todo parecía estar bien, y
las personas se sentían realizadas, los
jóvenes perseguían sus sueños, y forjaban sus estudios para hacer de ese pequeño pueblo algo mejor, un día, mientras
las nubes hacían su recorrido por las calles, los niños aprovechando la llegada del mes de
agosto con sus vientos hacían volar sus cometas, un poder oscuro volvió a apoderarse de esta
tierra, era aquel monstruo que retornaba con más fuerza, con más ánimo de destruir, de dañar,
de matar los sueños de todos, de expropiar más
vidas, y de volver a teñir de sangre las pacíficas calles donde las
nubes caminan con libertad.
Aquel monstruo regresó para arrancar la paz que aquí reinaba, a
llenar de miedo a todos los habitantes
de este lugar, grandes estruendos volvieron a sonar, y no era el sonido del
trueno anunciando la lluvia, sino el
sonido del mal queriendo demostrar su poder, volviendo a surgir
un pueblo tenebroso, con
miedo de existir, sin saber qué hacer, retornando a la época de crear refugios
dentro de sus viviendas para que la muerte no los alcance.
Y ahora ¿Qué harán los habitantes de este pueblo? ¿Cómo poder
estar tranquilos si un monstruo los
vigila? ¿Cómo vivir en un lugar donde los ríos ya no tienen agua cristalina,
sino sangre de los mártires de su
pueblo?
Hasta hace unos meses, esta historia tenía un final feliz, pero
hoy, hoy el monstruo ha vuelto, y nadie se atreve a hablar con él, así que
nadie sabe cuándo se irá.
Letras cargadas de sueños. Felicidades.
ResponderEliminarLa realidad de algunos lugares de nuestra tierra Colombia. Felicitaciones.
ResponderEliminarGuerra absurda que resurge, dejando tristeza y desolación, dónde los campos ya no son fructíferos, si no sitios de miedo con cada paso que se da.
EliminarQue buen escrito, lastima la guerra que azota nuestro bello municipio, pero es más bello mirar el atardecer desde la cumbre y sentir la libertad, el viento en el rostro, ese que día día le da alegría, animo todo puede cambiar...
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