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VII Concurso del cuento corto, ¿SERÉ LIBRE?

 



Esta pregunta descansa sobre la tumba de una niña de 16 años que conoció la malicia del mundo mucho antes de lo que merecía y tuvo que perderse de ella misma para liberarse.
 
Todo inició una noche lluviosa, cuando tenía 9 años, mientras su madre dormía, su padrastro despertaba junto con su peor instinto y subía a buscarla, sabía cómo destrabar la puerta y entrar a su cuarto. Inició siendo un juego, luego robando su inocencia.  Transcurrieron 7 años donde Vanessa aprendió a callar, soportar, llorar en silencio, escuchar insultos, esquivar golpes, y una noche a darse cuenta que solo se tenía a ella misma.

A los 16 años decidió contarle a su madre lo que había vivido por años, esperaba sentirse apoyada o comprendida…, pero no fue así, después de contar todo entre lágrimas (que le  impedían casi que respirar), su madre confesó que supo desde el inicio –Desde la tercera  noche que él se levantó de la cama a la misma hora supe que algo sucedía –dijo la madre  con tranquilidad –Una de esas noches lo seguí y supe todo cuando lo vi entrar a tu habitación; antes de que sigas, quiero que sepas que te odio por haberme separado del hombre que amo, desde hace años no sé qué se siente que me mire con deseo, nos hemos acostado 21 veces en estos 7 años porque tú has conseguido bloquear la puerta algunas  noches y también estoy harta de tener que fingir que soy una madre que ama a su hija,  cuando siento tanto asco de ti.

Vanessa quedó petrificada, sentía como se arrugaba su corazón mientras su madre decía tan tranquilamente lo que sentía. Sintiéndose derrotada, se limpió las lágrimas y miró a su madre con desprecio –Perdóname por haberte separado del “hombre que tanto amas” jamás quise que ese bastardo se fijara en mí, he vivido un infierno todas las noches buscando la manera de defenderme, de contarte todo para que me ayudaras, ahora entiendo por qué siempre he recibido tanto desprecio de tu parte y nunca has sido una madre como las  demás–. Su madre la escuchó y se quedó observándola, como si ya no pudiera sentir nada por su hija, entendió que estaba sufriendo y prefirió callar.

Las dos semanas siguientes fueron peores para Vanessa, había perdido a su madre, o lo que era el espejismo de ella, fue libre al hablar, luego fue esclava de sus palabras, cada abuso se hacía peor y ya no podía ni salir de su habitación. Una tarde entró su madre al cuarto a dejarle comida, al salir dejó caer la llave con la que ponían el seguro a la puerta, la madre pareció no percatarse, Vanessa entendió el acto como una señal, era su oportunidad de huir, de hacer algo.

Después de otras tres noches llegó el día en que Vanessa cambiaría su vida, se observó en el espejo durante varios minutos, sonrió porque sabía que ya no le quedaba cordura y eso la ayudaría a liberarse.

Esa noche que entró su padrastro al cuarto dejó que se tumbara sobre ella, cuando sintió que era el momento adecuado sacó un cuchillo, se lo clavó en el cuello y le susurró –Dicen que la venganza es mala, esto lo hago con más odio, para que sea justo.

El hombre cayó muerto inmediatamente al suelo.

Un mes después su madre no pudo soportar su pérdida y huyó de la ciudad. Vanessa era libre pero estaba sola, su madre no la quería, sin embargo Vanessa tenía esperanza de iniciar con ella de nuevo y no fue así.

Sintió que solo tenía una opción y planeó lo que para ella era culminar su proceso de liberación, escribió una carta que tenía por título “¿Seré libre?” y decía: Espero que a dónde quiera que vaya no me juzguen por elegir buscar mi propia paz, aunque eso me costara atravesar un infierno y acabar con un demonio. Espero ser libre, y si hay otra vida, deseo encontrar siquiera una sola persona que pueda amarme.

Vanessa fue encontrada en una inmensa casa donde solo habitaba ella y la carta escrita junto a su cuerpo sin vida.

Comentarios

  1. CARLOS HERNAN BRAVO MUÑOZ24 de octubre de 2023, 10:31

    Buena trama de la historia, se siente real como si Vannesa existiera, sus palabras cuentan una callada y absurda realidad , la cual enfrentan muchas Vannesas a su edad...

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