EL CIRCULO DE LA GUERRA
En la penumbra del anochecer, Hanako reposaba en una silla, contemplando el firmamento. Las estrellas titilaban caprichosamente; algunas se difuminaban tenues, mientras otras resplandecían con intensidad, parcialmente ocultas por nubes pasajeras. Poco a poco, ante sus ojos maravillados, las constelaciones parecieron formar un rostro familiar. La sonrisa de Anna se dibujó en el cielo, desencadenando una avalancha de recuerdos.
Hanako cerró los ojos y respiró profundamente, dejando que su mente viajara a través del tiempo. Recordó a aquella chica apasionada que se había cruzado en su camino, entrelazándose con su vida como un hilo que se aferra a su aguja. Parecía conocerla de antes; su piel y su tacto evocaban reminiscencias de un pasado olvidado.
Una leve sonrisa se dibujó en sus labios al rememorar aquel día en el parque. "Era todo tan diferente entonces", murmuró para sí.
Sin embargo, la paz no duraría. Tiempo después, la guerra entre clanes estalló con violencia inusitada. La muerte de un soldado a manos de estudiantes del Clan Itzune desató el caos. Todos los estudiantes con dones sobrehumanos se pusieron en alerta cuando se dio la orden fatídica: "Se deben erradicar a todos los portadores Hyomen".
Lo que una vez fueron millones se redujo a miles. Hanako tuvo que buscar refugio junto con otros portadores, Anna y algunos estudiantes de su instituto. A pesar de sus poderes sobrehumanos, la tecnología avanzada poco a poco anulaba sus dotes, descubriendo sus puntos débiles.
El refugio no sería eterno. Pronto pasaron a ser apenas unas docenas. Hanako, consciente de su poder para cambiar la realidad, se debatía internamente. Sabía que si lo utilizaba, todos sus recuerdos serían borrados. Mientras tanto, sus perseguidores se acercaban inexorablemente.
Huyeron como animales acorralados, luchando desesperadamente por sus vidas. Uno a uno, sus compañeros fueron cayendo. Cuando menos lo esperaba, Hanako fue capturado. Todos aguardaban en silencio, esperando escuchar el retumbar de un disparo final.
Anna, con el rostro transfigurado por la rabia y la desesperación, luchó con fiereza antes de caer abatida. Hanako, consumido por la ira, intentó destruir a todos los que los rodeaban. Pero al observar el desastre y los rostros desfigurados, se detuvo.
Un ruido ensordecedor resonó por todo el lugar, alertando a los presentes. Anna, con sus últimas fuerzas, susurró sus palabras finales:
"Hazlo, aunque ya no puedas recordarme. El círculo que trazas con tus poderes define un reino, pero el círculo de tu corazón define tu humanidad. Perdónalos aunque te duela; todos fuimos víctimas. Ahora expande el cambio, será mejor así. Arregla el pasado y los otros seguirán".
Hanako, con lágrimas en los ojos, comprendió el peso de su decisión. Con un último vistazo a Anna, cerró los ojos y dejó que su poder fluyera, redibujando la realidad con la esperanza de un futuro mejor, aunque eso significara perder todos los recuerdos de su amor.
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