SOBREPENSAMIENTO
Este futuro comenzó con Cristian, un joven de 14 años que era estudiante. Entrenaba fútbol, jugaba videojuegos y, en resumen, cuando le pedían que se presentara en la clase de inglés, siempre decía: "Me gusta jugar fútbol con mis amigos en el parque". Hasta los 14 o 16 años, su perfil era muy similar al de otros jóvenes. Sin embargo, los años siguientes fueron cruciales, ya que Cristian debía tomar decisiones importantes sobre sus estudios, su deporte y sus sueños. Más importante aún, Cristian debía decidir cómo usar esos años para avanzar
Siempre se menciona la etapa de los 15 años: fiestas, amigos y diversión. Pero empezó a notar algo: Cristian observaba cómo algunos de sus amigos se quedaban estancados en ese camino, sin avanzar. Veía cómo algunos dejaban de asistir al colegio, cómo otros, con talentos, no los aprovechaban, y cómo algunos se quedaban en sus vidas sin progresar. A pesar de esto, Cristian mantenía una mentalidad constante: sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal, sabía lo que podía y no podía hacer, y sabía lo que debía.
Se preguntaba por qué, a pesar de saber lo correcto, a menudo no lo hacía. ¿Por qué es tan común que, aunque sabemos que estamos haciendo algo incorrecto, lo seguimos haciendo? ¿Es normal que, siendo conscientes de nuestras acciones, sigamos eligiendo lo incorrecto?
¿Pero saben en qué más nos parecemos los adolescentes? En qué sobre pensamos las cosas. Cristian quería ser jugador profesional de fútbol: tenía el talento, las herramientas, todo, pero dudó de sí mismo. Se convenció de que no lo podía lograr y no jugó el partido final del campeonato. Quiso probar con ser cantante: tenía la voz, el ritmo, pero le dio pena cantar cuando iba a subirse a la tarima, ya que le daba miedo lo que decía la gente y que se burlaran de él. Al tiempo, quiso montar un negocio de comida y bebidas, pero le dio miedo fracasar, que nadie fuera a su restaurante y terminar en la quiebra, así que no montó el negocio. Se enamoró de la mujer más hermosa de la universidad, pero le dio miedo lo que ella diría de él y el rechazo. Al final, se guardaron sus palabras y sus sentimientos.
Al final, Cristian estaba a punto de ser convocado a un equipo profesional. Solo tenía que jugar su partido final del campeonato. Al final, todos estaban esperando la aparición de Cristian en la tarima y querían escucharlo cantar. Al final, todos estaban ansiosos por la apertura del negocio de Cristian y esperaban la inauguración con entusiasmo. Al final, la muchacha también estaba enamorada de Cristian. Solo quería que él demostrara que también sentía algo por ella. Al final, ese es el mayor error de nosotros los jóvenes: sobre pensamos las cosas y nada de lo malo que imaginamos termina pasando; confiemos en nosotros y vivamos de experiencias que nos forman y, más importante aún, disfrutemos de estas experiencias.
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