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VIII concurso del cuento corto, ENTRE TRAGOS Y AMIGOS (Muy largo)

 ENTRE TRAGOS Y AMIGOS


Me encontraba tomándome unos tragos de Whiskys con unos amigos, cuando de repente me vino a la mente con cierto aire de tormento la tarea no realizada que tenía para la semana 11. Cuya pregunta buscaba describir que motivaciones me han conducido al arte de escribir. Sonaba una canción de esas de arrabal que cantaba con un “despeluque" sin igual la diva Helenita Vargas. Creo que el verso que se escuchaba en ese momento decía algo como así: “Usted es una copa, que guarda veneno en vez de licor, Usted es un mal hombre, un Mal hombre, señor”. Esa voz aguardientera de Helenita modulada por el trasnocho y el humo del cigarro, quedó un tanto desvanecida por los gritos desgarrados de mis amigos a los cuales llamo las “Mal queridas”. La Jessica, la Leonela y la Victoria. El grupo estaba incompleto porque las “Mal queridas” son bastantes. El motivo de la reunión era un aquelarre pequeño y fortuito que surgió por la llegada de la Victoria de USA, dónde había emigrado hace unos años buscando ese tan anhelado sueño Americano. Era la primera vez que podía volver a Colombia desde que había partido. Muchas vicisitudes padeció “mi vieja" todos esos años. Tuvo que abandonar su carrera que una buena deuda le había quedado con el ICETEX, para ir a fregar platos, lavar baños, cuidar uno que otro viejo y pasear perros en el Central Park. Perros que por cierto parecían más bien que la paseaban a ella porque sus buenas arrastradas le metieron. Entre inviernos y veranos la Victoria conoció un Puerto Riqueño crecido y nacionalizado en los Estados Unidos, ella me dice que fue un amor instantáneo cómo el café, en menos de un mes ya estaba viviendo con él, puesto que éste la rescató de ese sofá y en ocasiones de buena suerte de ese colchón inflable que le habían ofrecido en casa de unos familiares muy, muy, muy lejanos para que durmiera “mientras se ubicaba”. Y a los seis meses se casó con él. Ya te podes imaginar las anocheceres y amaneceres que vivió “mi vieja”, con ese tipo, del cual poco o nada conocía, cómo todo idilio duró poco pero ese nudo por los motivos ineludibles de la “Green card” No lo podía desatar. La Victoria aguantó estoica. Eso sí cuando aterrizó en el Dorado y como gesto de triunfo pasó inmigración con su pasaporte Azul. El puerto riqueño le hizo hasta para vender, pero “mi vieja” cuando ya cogió “alas azules” también se descaró. Por eso cuando sonó “Usted es un Mal Hombre, que guarda veneno en vez de licor”. Se desgañitó cantándolo, pasándose primero dos tragos con un sorbete de limón.


La Leonela, mi vieja querida! con una relación como de 8 años, nunca escuchamos estruendos procedentes de su relación, pero los murmullos y susurros cuando hacíamos las noches de aquelarre no se hacían esperar. Ella siempre muy taimada a la hora de contestar las preguntas capciosas que alguna pertinaz “mal querida" le lanzaba sobre los rumores. Se iba sobre las olas con la respuestas. Dejando siempre el manto de duda y la intrigante incógnita de que tanta “utopía amorosa” no era cierta. Pero un día cualquiera el telón se cayó y justamente me tocó a mí analizar y descubrir la verdadera escena de esa relación que tras bambalinas se refugiaba. Días antes del aquelarre de bienvenida “Victoriana”. Estaba respondiendo una interconsulta en el servicio de urgencias de la clínica, y vaya sorpresa que uno de los pacientes enlistados era el marido de la Leonela, al cual se le estaba investigando las causas de una falla hepática aguda con la que cursaba y que lo tenía amarillo como esos pollos que ya están listos para ser sacrificados. Dentro de las impresiones diagnósticas se destacaba que era una hepatitis derivada del uso de productos esteroideos que se aplicaba en el GYM, otra era una hepatitis autoinmune, otra que era una hepatitis idiopática. Las causas infecciosas por alguna causa, tal vez por el fenotipo del paciente se habían obviado. Al ver ese bache, inmediatamente solicité estudios de ampliación diagnóstica para buscar infecciones de transmisión sexual que inflaman el hígado. Y por infortunio, el antígeno de Hepatitis B salió marcadamente positivo. No hubo pie a la duda. Relatarle toda esta perorata a la Leonela fue cosa difícil. Y más cuando le indiqué que debía hacerse todos esos mismos exámenes. Porque el origen de esa infección no era más que una infidelidad. No sé que fue lo que más configuró esa facie horrorizada que puso la Leonela, si era decirle que había mucho riesgo que la lesión hepática del marido evolucionara hacia una hepatitis fulminante, La vergüenza de tener que ir a consultar para que le prescribieran todo un perfil de ETS, o que se descubriera que su amorío perfecto en realidad no lo era. O saberse que de ahora en adelante tenía que afrontar abiertamente los miedos sobre la realidad y contexto de su relación. Así que cuando sonó “Usted es un mal hombre, Un mal hombre señor”. La Leonela se subió al sofá, con botella en mano simulando un micrófono, de una sola tacada se bebió medio “micrófono”. La tuvimos que bajar entre dos y acostarla.


La Jessica vive en un drama constante, de hecho sin un drama no hay sentido de vida para Ella. La Jessie no tiene un tema amoroso reciente, pero evoca siempre el mismo pasaje histórico de lo que le hizo “Vidarte” hace como 15 años. Un “noviesuelo” que nunca le dio el valor ni la dinastía que ella le profesaba. Sumado a que vivía como suya la infidelidad que el papá le hizo a su abnegada madre que ya lleva a esta fecha una década de muerta. Pero Jessica se niega a enterrar esa infidelidad setentera. Así que cuando sonó “Usted es una copa que guarda veneno en vez de licor”. Se tomó un trago y dijo “A tú memoria Madre”. Esos escasos 2:52 minutos que duró esa oda popular, machista, que invita deliciosamente a saborizar un trago, que alborotó a las malqueridas y que tanto despelucaba a Helenita Vargas. Me ayudó a detectar uno de los ¿por qué? me gusta escribir. Relatar la cotidianidad de las personas sus vivencias, las historias que se entretejen en sus gestos, sus expresiones sus comportamientos, hacerse ideas de sus vidas, inventarles historias, chismorrear de ellas. Es algo que me lleva a otro paradigma de placer y saciedad. Ahhhh! una cosa importante, las Mal queridas realmente son el Victor, el Leonel y el Jessy. Sin embargo en los aquelarres se llegó a la conclusión que el pronombre utilizado seria el femenino, porque en principio hasta la octava semana de gestación todas somos mujeres, los azares de la genética después de esas semana forman hombrecitos. Y otro hecho relevante es que a pesar que Colombia tiene nombre de mujer, y la mayoría de los colombianos son hijos de madres y abuelas solteras. Entonces ¿Por qué somos tan Machistas?.

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