LA DIMENSION ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
En dos dimensiones paralelas existían dos mundos diferentes los dos reyes qué gobernaban cada una de ellas eran almas gemelas. Mahira princesa de la dimensión de la vida y thanatos príncipe del inframundo. Mahira una joven radiante y aventurera con su cabello blanco como la luna, enamoraba a los plebeyos del pueblo con solo una sonrisa. Thanatos joven apuesto, alto, con su mirada de ángel era codiciado por las mujeres del purgatorio, lo que ellos no imaginaban es que su destino estaba marcado.
A pesar de pertenecer a dimensiones diferentes mahira y thanatos sentían un amor profundo, el uno hacia el otro. Se encontraban todos los días a media noche cuando nadie los veía en el bosque encantado de las dos dimensiones donde podían tocarse. Sabían el peligro que corrían si alguien los llegara a ver juntos ya que su amor era imposible; sus familias lo impedirían ya que habían sido rivales desde años atrás.
Cuenta la leyenda que la madre de mahira y el padre de thanatos a la edad de los 18 se conocieron por primera vez en el bosque encantado de las dos dimensiones donde la madre de mahira estaba caminando, ya que tenía curiosidad de saber que había en ese bosque prohibido que solo tenía encanto a la media noche. Se encontró al padre de thanatos sentando en un árbol que irradiaba una luz dorada,
En ese momento, apareció un ser llamado Azrail, este preguntó: ¿Qué hace una princesa tan bella a estas horas? ¿De qué dimensión eres? Nunca te había visto por estos lugares Ayelet: soy de la dimensión de la vida y tu Azrail: soy del inframundo Azrail: ¿qué haces? Ayalet: leo un libro sobre una princesa Ayalet: he oído sobre las guerras en las que tu dimensión y la mía se han enfrentado, pero nunca he sabido el ¿Por qué? Azrail: yo tampoco tengo idea por eso vengo a este bosque a olvidarme de los asuntos de mi padre y de sus guerras inútiles por las cuales he perdido a mi mejor amigo. Ayalet: lo siento mucho creo que es hora de irme que bueno es conocerte. Azrail: ¡También espero verte pronto!
Los días pasaban y él no sabía nada de ella todavía recordaba su mirada que reflejaban el azul del océano y esa cabellera ondulante blanca, era como estar viendo la luna llena. Ese encuentro selló sus furtivos encuentros. Continuaron encontrándose en ese mismo bosque del encanto durante meses, hasta el día que sus padres los descubrieron y contrataron a un gran hechicero del pueblo para que lanzara un hechizo hacia aquel que continuara con ese amor. Mahira y Thanatos no tenían idea de lo que les podría suceder si persistían con la idea de consumar su gran amor.
Un día que decidieron escapar juntos y vivir la vida soñada que anhelaban durante meses, lo que no se esperaban, era la gran maldición que desencadenaría todo lo que estaban haciendo al darse por primera vez ese beso de amor verdadero... La maldición cumplió su promesa; a medida que caminaban, el bosque se volvía un laberinto sin salida cada vez más oscuro y tétrico. Mahira y Thanatos comenzaron a perderse el uno del otro, y sus gritos se ahogaban en el eco de los espejos rotos. El aire se llenó de un frío intenso, y las cosas parecían cobrar vida propia apretujándose como serpientes alrededor de ellos.
De repente, Mahira se encontró sola, rodeada de espejos que reflejan su imagen, pero con un aspecto físico espeluznante e imágenes distorsionadas de sí mismas. Thanatos había desaparecido, y su voz se había convertido en un susurro lejano que se lo lleva el viento con cada resoplo que daba. Mahira corría por el laberinto gritando el nombre de Thanatos desesperadamente y volvía al mismo punto, pero su voz se perdía en el vacío.
Mientras corría, los espejos comenzaron a cambiar, reflejando escenas de un pasado que mahira no recordaba. Mientras el laberinto la consumía, jadeando seguía llamando a Thanatos sin perder la esperanza de volverlo a ver.
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