Mayo se pudre solo
Siempre he odiado a mayo por ser el mes de los mangos, especialmente la última semana, cuando ya se ponen maduros. Cómo algo que le gusta a tantos a mí me repugna; cómo puede uno pensar que algo, supuestamente tan delicioso, atraiga a ese asqueroso insecto. Póngase a ver: cuántas pisadas con esas seis patas habrá dado sobre la piel de esa fruta; y dónde habrá metido ese hocico, del que esconde una larva y saca otra. Piense en eso, y que usted, al igual que yo, anida gusanos en el alma.
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