Ir al contenido principal

VIII concurso del cuento corto, ERRE CON ERRE

ERRE CON ERRE 

- Ele con ele...

- Erre con errre -me reprende

- Ere con ede

- Qué errree con errreee -otra vez

Mi lengua se estremece con el sabor salado de los mocos y las lágrimas que chorrean por mis mejillas

- ede con ede, ere con erhe... no puedo -alcanzo a decir ahogadamente entre mis sollozos

- Ya te voy a enseñar yo a soltar la lengua -me amenaza

se para de su cama para asegurarse de que las cortinas estén bien corridas. Yo sigo de pie en medio de este lugar tan lleno de recuerdos vocales, de sus gritos, de sus regaños y sus soltadas de lengua. No me gusta cuando me suelta la lengua porque para eso necesita usar la suya. Y siempre me sabe a los sancochos de pescado que le hace a su marido, y a los jugos de lulo que me dan alergia. No sé de dónde se sacó eso de pronunciar una ere más otra ere si en la guardería vi que en el abecedario aparece una solita, y ya la pronuncio muy bien. Miren: Ere con ere cigaro ers con ere baril rápido ruedan los caros por el ferocaril, si ven? Lo bueno, es que al menos hoy no sabe ni a pescado ni a lulo sino a los chocolates que me empacó mamá.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...