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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Quinto Concurso de Cuento Corto: LA PRIMERA DOSIS.

    Brayan, notificado por Twitter sobre la llegada de la vacuna Moderna a Colombia, comenzó la maratónica tarea de difundir la información a sus amigos treintones, que como él, estaban habilitados para vacunarse. Tres días demoraron los trámites burocráticos para que ciento cincuenta mil vacunas llegaran a Cali, noventa puntos fueron habilitados. Ese jueves la ciudad comenzó a estremecerse desde las cinco de la mañana, Brayan tenía programado asistir desde las seis, como si se tratara de pedir una cita a la EPS o reclamar medicamentos, pero terminó saliendo a las nueve. -Me voy- dijo Brayan mientras amarraba sus cordones. - Espérese, ¡Cómo se le ocurre ir sin desayunar! -Eso no tiene nada que ver mamá, no es un examen de sangre. - Tiene que ir desayunado para que le haga efecto porque esa vacuna es muy fuerte- respondió implacable doña Martha mientras revolvía dos huevos. – imagínese que se desmaye. Huevos pericos con trozos de salchicha, café, acema con queso y...

Quinto Concurso de Cuento Corto: PROMESA Y OLVIDO

  Siempre que iba de camino para la universidad donde realizaba mis estudios profesionales, pensaba que quería trabajar en la administración de aquel famoso y deslumbrante edificio “Real Royal”. De repente en las afueras de aquel hermoso edificio, ví a un hombre de aspecto desgastado con un adolescente de unos trece años que le pedían dinero a los transeúntes que pasaban cerca. Lo que me generaba preocupación. Pronto sería mi graduación, y le pedía a Dios que me permitiera trabajar en aquel edifico , de esta manera también podría ayudar a estás personas. Muchas veces les lleve alimentos y algunos trajes, cruce algunas palabras de saludo y sonrisa de simpatía. Después de algún tiempo gracias a Dios mi hija de vida fue aceptada y fui contactado para trabajar como administrador de aquel edificio. Me enfoque demasiado en mi trabajo, ya que solo quería dar lo mejor de mí, pero ya no tenía tiempo para detenerme y saludar a aquellas personas que antes quería ayudar, faltando de está...

Quinto Concurso de Cuento Corto: Edipo moderno

  La maga Manuel se acerca al cuarto de Isabel y corre lentamente la cortina que hace de puerta protegiendo a su intimidad. La observa durante un breve tiempo, de espaldas y desnuda. Ella no lo siente entrar. Anhela desde hace mucho un abrazo sincero y profundo por parte de cualquier hombre. Él se aproxima lentamente y le acaricia la espalda. Le huele el cuello y besa los hombros. Junta su cuerpo al de ella apretando las caderas desnudas de su madre contra su erecto miembro. Sus manos suben lentamente hasta sus senos. Chupa las pequeñas carnosidades ovaladas que sobresalen al igual que cuando era un niño. Ahora, sus ásperos y grandes dedos, buscan la vulva que lo parió. Cree seguir recordando su olor. La encuentra extasiada, húmeda y cerrada. Poco a poco, la palpa y separa con delicadeza los pliegues carnosos de su entrepierna sumergiéndose en una viscosidad profunda y tibia. Isabel gime casi en un murmullo para no alertar a los vecinos. Sus piernas abiertas esperan recibirlo ...

Quinto Concurso de Cuento Corto: Paternidad

  La maga La vulva me palpita al filosofar sobre él. Me cautiva la inteligencia, forma sutil en la que me excito mediante el intelecto, que posee por los libros devorados durante su juventud. Deducía que era inocente y tierno, sin embargo, no tardó mucho en demostrarme sus sanguinarios atributos de fiera. Todas mis fantasías se materializan en la condensación de su existencia. Aquellos ojos te devuelven la mirada que deseas percibir desde tu interior, sin espejismos ni ficciones. La edad nunca ha sido un impedimento para amar y, yo lo amo, porque me hizo rememorar la efervescencia que experimentas en el cuerpo al dar el primer beso, después de dar toda emoción por perdida. Exijo que su cara se desdoble desde la pantalla que la atrapa. Ambiciono oír su mirada sobre mi vida, sentir su olor sobre la piel y degustar nuestras salivas al interior de nuestras bocas. El incesto, poco a poco, deja de parecerme un crimen. Ansío saltar sobre ese ser: abismarme, perderme, encontr...

Quinto Concurso de Cuento Corto: El páramo

  El páramo va cayendo poco a poco en el olvido como todo lo demás. Fueron pocos los que lo vieron en toda su juventud. En nuestra memoria tratamos de conservar su verdadera forma, pero ella muchas veces se burla y se escabulle, haciendo ver cosas que no son. Hubo varias ocasiones en que fabricamos una descripción otorgándole características que nunca tuvo, mas nuestros padres, que lo tuvieron y sintieron por más tiempo, nos hacían caer en cuenta en nuestro error. Gracias a este cambio que sufrió el páramo, muchas personas vivieron en angustia, en estrés, en aciago constante. Los infaustos, hablo de nosotros, se nos tildó de egoístas por no abnegarnos de lo que siempre habíamos pensado era nuestro; todo con el fin de beneficiar a otros que supuestamente eran muchos, pero únicamente terminaron siendo unos cuantos. El candor de los niños desapareció a medida que el páramo lo hizo y lo pueril pasó a ellos, los extranjeros: hablaban y se reían sabiendo que tramaban, explicaban much...

Quinto Concurso de Cuento Corto :El Militar que olía delicioso

  CASIOPEA   Amelia y Gabriel habían llegado hace poco en un avión carguero, rodeados de costales, herramientas y hasta canecas de ACPM para la planta eléctrica del pueblo que por esa época aún no tenía electricidad. En dos días habrían de atravesar la manigua, para llegar al lugar donde se construiría la obra. Aquella tarde cuando regresaron al hotel, la encargada les dijo que debían ir a la base militar y preguntar por un mayor del ejército que había venido a buscarlos y necesitaba hablar con ellos urgentemente. Era un hombre alto, delgado y apuesto; tenía una expresiva mirada y una linda sonrisa, se acercó, les dio la mano y Amelia inmediatamente percibió su olor; se sorprendió de que en medio de aquella selva tropical, un hombre pudiera lucir impecable y sobre todo, oler tan bien. -Me enteré que vienen a realizar unos trabajos en la zona -dijo el militar. -Así es -contestó Amelia. -Bueno -dijo-. Es mi deber informarles que esta área es muy peligrosa, está...

Quinto Concurso de Cuento Corto: El día que Magdalena decidió tirarse del puente

  Esa noche Madalena decidió suicidarse, tenía 16 años. Sabía desde hacía mucho tiempo que las cosas iban de mal en peor, pero no había querido aceptarlo; guardaba en lo profundo de su corazón la esperanza de que él cambiara, era sólo cuestión de tiempo y todo mejoraría entre los dos. Pero ese día, ella comprendió que eso no iba a suceder, él la golpeó de tal manera, que ella misma no podía entender cómo se mantenía aún en pie; sentía todo el cuerpo dolorido por los moretones y el ardor en toda la piel era tal, que el más mínimo roce de la ropa le hacía estremecerse de dolor. Ese sábado, ella había tenido un control médico rutinario y el doctor, que era también su profesor, se ofreció a acercarla hasta su casa ya que le quedaba de camino; pensando en el cansancio que le causaba caminar con su inmensa panza, aceptó agradecida; al llegar, ella se despidió y cruzó la calle. El papá de su bebé no había mostrado su verdadera personalidad sino hasta después de que Magdalena que...

Quinto Concurso de Cuento Corto: VIAJE

  Esta mañana, durante el desayuno, mamá me dijo que me fuera, que la dejara descansar. La verdad no entendí sus palabras, ella siempre es muy tierna conmigo. Tampoco entendí su rostro: esas grandes ojeras, los ojos rojos. En el colegio no me fue muy bien hoy. Quise contestar a las preguntas de historia (es mi materia favorita, me la paso viendo documentales y leyendo crónicas) pero parece que la profe no vio mi mano estirada ni una de las cinco veces que la levanté. Y además, casi no hablé con nadie, solo me saludó María y eso que ella nunca me saluda, porque cuando me ve se pone roja y sale a correr. Pero hoy me vio y sacudió el brazo para ambos lados, con la mano abierta y la palma de frente. Luego, como siempre, salió a correr. Acabo de volver a casa, reviso los mensajes del teléfono que ayer no alcancé a ver: subí a la gran montaña en bici y bajé muy rápido, me cansé mucho y dormí temprano. María me escribió: Nunca tuve el valor de decirte que siempre te quise y le pido...

Quinto Concurso de Cuento Corto :El viaje

Durante todo el tiempo que permanecí fuera del país que nací y crecí (Colombia), pude observar como llegaban los primeros síntomas de la mísera vejez, pero miento si digo que los vi en primer lugar, que va. Eso se sintió. Llega una mañana, tan similar a la que trae la rutina en la que todos convivimos. Aunque el día, la cama, la habitación, el aire y el mundo, sean iguales como los habíamos dejado la noche anterior, nuestro cuerpo y espíritu ya no lo son. Desde ese instante nos volvemos un relato kafkiano: despertamos siendo algo que nunca fuimos; nos dirigimos a un castillo, a un deber, afirmo que el de morirnos, al que nunca sabemos cuándo llegaremos; nos juzgan y nos adentramos en un proceso por el que no entendemos nada, pues no somos culpable de nada, «sólo existir». (Écheles la culpa a los irresponsables de mis papás, esos vagos inconsistentes no miden sus actos, así como no lo hicieron los tuyos). ¿Y que le venía diciendo, perdón? Ah sí… cuando llegué a ese punto de mi vía, me...

Quinto Concurso de Cuento Corto: FORMANDO ANTEOJOS

  La montaña sabe. Mientras me acerco a la cima, la lluvia empieza. Y otra vez caen, (sí, como lluvia) las palabras de la abuela: a los viajeros sin respeto se los come el aguacero y la niebla. Pienso si soy digno, justo cuando abandono el camino y el cielo aclara. Pido permiso, busco el corazón del páramo, cuido cada pisada (bajo el musgo hay agua) y siento, como ojos que escudriñan, la presencia fantástica de los frailejones. Cada año crecen un centímetro. ¡Los que me rodean tienen 4 metros! Descanso, cierro los ojos y recuerdo el sueño: Una laguna enorme custodiada por frailejones. El agua brilla fosforescente después de que se sumerge la silueta de un niño. Tras unos instantes de brillo palpitante , sale una garra, otra más y una cara peluda y mojada. Cuando conté, abuela dijo: igual que mi abuelo. Apagó el fogón y me llevó donde Jacinto, el viejo más viejo de todos. Por eso estoy acá, debo encontrar una piedrita. La guardaré en mi bolsillo (del que nunca más se irá...

Quinto Concurso de Cuento Corto: Quimera Hipnótica

  Ernesto contempló vacilante el tambalear de lo que parecía un objeto inanimado, moviéndose hacia él; parpadeó de nuevo para aclarar su visión, en tanto, éste ya se acercaba un poco más a su rostro relajado en la veta de la arena de la playa; ya a esa distancia podía reconocer que no era algo sobrenatural, se trataba de un invertebrado que caminaba con objetos a cuestas, veía cómo encima de su redondeado cuerpo tenía algunas algas, conchas, trozos de coral, fragmentos de esponjillas y mejillones; además de arena y almejas en sus famélicas pero sólidas patas; fue solo hasta que vio sus ojos negros pedunculados que le reveló que se encontraba frente a un curioso crustáceo. En simultaneo visualizó, pero de manera fantasiosa, una silueta femenina formada por un cabello largo, muchos lunares en el rostro, una mirada penetrante con grandes ojos negros y pestañas densas, una piel blanca y tan pálida que a veces parecía traslucirse su interior; un cuello muy largo que combinaba simétri...

Quinto Concurso de Cuento Corto: El fin de la gravedad

  Autor Billy Bob Thornton   Ayer, dos niños miraban un balón suspendido en medio del aire. Daniel ─ el más inquieto de los dos ─ quería observar qué tan alto podía llegar una pelota ; en vez de lanzarla, la estalló en el piso con las dos manos. El balón rebotó: llegado el punto de un posible retorno, se quedó paralizado en medio del cielo, tapando el sol.   Al principio los niños sintieron que el balón seguía subiendo. Pero entonces se movieron y desde otro ángulo Cristian ─ el otro niño ─ pudo observar que el balón, en efecto, estaba quieto bajo el azul celeste. Daniel se empezó a reír, pero Cristian sintió temor. Nunca, en sus siete años de vida, había tenido noticia de algo semejante: las cosas que se tiran al aire bajan de forma natural, o eso pensaba, cuando Daniel cogió otro balón de fútbol y repitió el mismo proceso, unos metros más allá. El segundo balón también quedó suspendido y Cristian empezó a llorar. Horrorizado huyó a su casa como si un demonio i...