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Quinto Concurso de Cuento Corto: CUANDO EL OTOÑO SE VUELVE PRIMAVERA

 


Los días pasaban y aquel niño crecía, siempre soñador, esperanzado en un nuevo amanecer, la pobreza no fue un obstáculo para él, siempre luchando por su familia, la cual estuvo marcada por las dificultades.


 

Todo transcurría “normal” en la sociedad de aquel joven, cada día los millonarios eran más acaudalados y los pobres más menesterosos. Mientras que muy lejos de ahí se encontraba el célebre Centro de Investigaciones en Virología, los científicos de este lugar buscaban estudiar el virus que causa la influenza o lo que comúnmente se llama “resfriado común” o “gripa”, en este propósito crearon un modelo de virus y lo denominaron coronavirus COVID-19, este siempre estuvo custodiado en una capsula de cristal, de tal manera que no pudiera escapar de ahí.


 

Los días pasaban y este coronavirus se volvía más potente en el laboratorio. De repente un sismo fuerte en aquella ciudad permitió que el nuevo coronavirus escapara de la capsula de cristal, debido a que la misma se rompió cuando cayó al suelo, los científicos no sabían que hacer, de inmediato se convocó a los más prestigiosos del mundo, pues este virus podría causar una catástrofe a nivel planetario, no obstante, era demasiado tarde, el virus había ingresado al organismo de una vendedora de verduras en la galería local, dentro del cuerpo de aquella mujer este coronavirus se reprodujo, de tal forma que esta contagio a toda su familia, y luego al resto de personas cercanas, prontamente se desato una crisis sanaría en esta metrópoli.


 

Vertiginosamente otros territorios se vieron también afectados, y la pandemia se fue esparciendo por todo el planeta, llegando incluso a la ciudad de aquel joven, al ver esta situación este colaboraba a los demás en lo que podía, el gobernador ordeno cerrar fronteras y todos se resguardaban en sus casas, sin embargo el joven permanecía en las calles ayudando, pronto se hizo notorio que este no enfermara por el coronavirus.


 

Mientras tanto la comunidad científica a nivel mundial buscaba la forma de contener esta pandemia, para ello deberían crear la cura para la misma y una vacuna que evitara el contagio, sin embargo todos los esfuerzos eran en vano.


 

Cierto día yendo a su casa uno de los científicos de la ciudad del joven se encontró con este, el cual estaba socorriendo a un enfermo en plena calle, de inmediato el científico con su traje antivirus se bajó de su auto, y le dijo al joven: ¡vete a tu casa! mira que corres peligro, él le respondió llevo mucho tiempo ayudando a los contagiados y hasta ahora ese coronavirus no me ha enfermado, el científico le pareció eso extraño, de inmediato llamo a todo su equipo de trabajo el cual se desplazó hasta ese sitio, cuando llegaron le dijeron al joven necesitamos que vengas con nosotros, el muchacho les respondió: ¿a dónde iré con ustedes?, le indicaron; al laboratorio de investigaciones y vacunas, los científicos no podrían creer lo que veían sus ojos ¡una persona que no estaba enferma!


 

Llegaron al laboratorio le tomaron una muestra de sangre y de inmediato la estudiaron, lo que encontraron fue sorprendente, las células que protegían al organismo del joven, “devoraban” el coronavirus, dejando el cuerpo libre de este agente infeccioso.


 

Rápidamente le extrajeron más sangre y colocaron en la misma el coronavirus, observaron que los antígenos destruían al virus, el joven permaneció toda aquella noche en el laboratorio, mientras su familia estaba preocupada por él, pues no sabían nada de este, al día siguiente el equipo científico se dirigió a la casa del joven y explico todo lo que había acontecido.


 

Pasaron los días y estos científicos con los antígenos que producía la sangre del joven descubrieron la cura y a la vez la vacuna para la pandemia. El joven se hizo muy popular y millonario, debido a que solamente su cuerpo en todo el planeta producía el antígeno que combatía el coronavirus, fue así como la humanidad salió de esta crisis sanitaria, y la pandemia se terminó, todo volvió a la normalidad y el joven vivió feliz para siempre con su familia, sabiendo que había contribuido con el bienestar de todos.


Escrito por: Crishera

 

FIN.





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