Quinto Concurso de Cuento Corto: Por el Cauca

 


Me paseo por el centro acompañado de unos cuantos verdes. Recorro todo Cali, ciudad rumbera y capital de la salsa que es el foco de Colombia debido a su estrépito. Me deslizo por cañaduzales, lodo, ingreso a cuartos oscuros y escucho discusiones subidas de tono entre los verdes; que, casualmente, su color complementario es el rojo.


 

Ya no siento las piernas, tampoco los brazos, y mi cabeza parece dar vueltas y vueltas. Mis tenis, pantalón azúl y saco negro fueron cambiados por polímeros de plástico. Nunca había salido de Cali, me crie en Siloé, un barrio minado de contrastes; donde el arte rivaliza con la violencia y la desigualdad. Sacaba unos pesitos haciendo manillas artesanales. No voy a negar que crecí con rencor; es decir, viendo las cosas del norte, sus grandes casas y bellos autos. Mientras en este laberíntico barrio tenemos tallados en las paredes una historia que parece solo importar por su valor estético, estar en boca de los visitantes que se muestran interesados por la anécdota, la foto y pare de contar. Aunque no salí del municipio, visité muchos ríos, el río Cali, también Pance, pero jamás había estado en el Cauca.


 

No parece un destino muy atractivo, a decir verdad, tampoco elegí estar aquí, pero no se confundan, no solo voy por el Cauca. También estoy en Buga, en Restrepo y hasta en Dagua, todo a la misma vez. Buga y Cali son las ciudades más ruidosas, los silbidos de plomo compiten contra el vocerío de una turba que por medio de arengas les responden con más furia. Por estos días no se escucha el Cali Pachanguero, pues no hay mucho por celebrar. La mentalidad de las personas cambia, unos monumentos caen y otros se levantan.


Mientras tanto sigo por el Cauca, en una bolsa que hace la tarea de canoa saltando de departamento de departamento.


Debo agregar que tengo compañía, todas las mañanas dos o tres carroñeros sobrevuelan por acá, hay algo aquí dentro que les llama la atención. Piquetean con la esperanza de encontrar cualquier cosa menos escombros. Tal parece que ya han encontrado algo de mí en Buga, por allá en el centro, pero nada definitivo, porque lo importante va por el Cauca.



He estado en la boca de muchas personas, les falta mi presencia, sin embargo, hay un poco de tranquilidad para ellos. Hace dos semanas inició mi viaje, unos verdes encontraron mi cabeza a la orilla del río Cauca, paradójicamente, fui encontrado por quienes me desaparecieron.




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