Mi abuelo decía que la humedad y “la tierra” producen
sonidos extraños, pero aun esta en mi mente plasmada la última vez que entre a
ese sótano jugando escondidas. Húmedo, semioscuro, atravesado por pocos rayos
que venían de la puerta de madera que era su entrada, funcionaba como una
bodega de muebles viejos y electrodomésticos de otras épocas, que mi abuelo
juraba arreglar algún día. Al entrar a aquella última vez me escondí detrás de
un sofá polvoriento y antiguo, mientras uno de mis primos terminaba el alegre
conteo y los otros buscaban escondites diverso por toda la casa, pero solo yo
me aventuraba a esconderme en ese sótano. De pronto escuche un quejido lento y
casi apagado, luego un gruñido profundo, me alertó, sentí recorrer un frio en todo
mi cuerpo y quede paralizado, en shock.
Una sombra profunda de una silueta humana podía
ver por el rabillo del ojo, mientras paralizado de cuclillas estaba detrás de
ese polvoriento sofá. La sombra solida se pasea, se detiene cuando llega a la
pared posterior del sótano, y ahí se queda. Un quejido, un gruñido y cae al
suelo, parece luchar contra algo y luego se disuelve, para reaparecer detrás de
mí. Recupero mi movilidad, y solo quiero huir de ahí, correr con todas las
fuerzas que tengo, el pánico y el horror de un niño que ha visto lo nunca
creíble me dan velocidad sobrehumana, la puerta de madera se abre al golpe de
mi cuerpo y salgo hacia el patio, me desmayo y solo recupero conciencia cuando
mi abuelo me recoge del suelo, mi primos me rodean y curiosos me hacen muchas
preguntas. Me sentía mudo, solo pude pronunciar palabra dos días después.
Pasan más de cinco días y vuelvo a la casa de mi
abuelo para pasar las vacaciones, en mi mente de niño había miedo y muchas
preguntas. Mi abuelo nos cuenta a mis primos y a mí, una historia sobre el
antiguo dueño que vivía en la casa, en soledad sin familiares o conocidos,
excepto su jardinero que era su única compañía, su extraña desaparición, de
cómo el jardinero paso a ser dueño del terreno, y que la casa que fue vendida a
mi abuelo hace muchos años.
Una leyenda circulaba sobre un tesoro escondido
y no encontrado, aunque al desaparecer su jardinero busco por toda la casa, no
encontró nada.
Unos días después nos llega una inesperada
visita, el ex jardinero de la propiedad, su nombre, Raúl, de facciones recias,
de contextura gruesa, tendría unos cuarenta y cinco años para ese momento,
divisaba algunas canas entre su gorra.
Se encontraba muy interesado en hablar conmigo,
pues mi abuelo en alguna conversación ocasional había comentado mi experiencia
de hace unos días. Con ojos fijos se acerca a mí, me pregunta sobre lo que vi,
vuelvo a contar mi historia y señalo el sótano, pide que le dejen verlo,
aludiendo que puede ser una zarigüeya con su cría, la que
produce los sonidos y que yo en mi mente de niño creí ver otra cosa.
Mi abuelo accede a que entre al sótano y me pide
que me quede en la puerta mientras él va por algunas linternas, temblando y
recordando la terrible experiencia, acedo. Raúl aprovecha y entra de golpe
dejando la puerta abierta tras de sí.
Gruñidos, silbidos, quejidos…Veo como una sombra
solida de un hombre sorprende a Raúl lo toma por el cuello con su grandes manos
de oscuridad profunda y repite con una voz gutural y casi animal :
Mataste..Dinero..Amistad..Muerte…Raúl…El hombre
es jalado hacia la pared posterior y desaparece, luego todo silencio….
De ahí en adelante nadie se explica lo sucedido,
mi abuelo sostiene que Raúl, se fue y nunca entro a ese sótano, que su extraña
desaparición se debe a que se marchó sin avisar como a veces lo hacía cuando se
emborrachaba en el pueblo cercano, apareciendo muchos días después.
Lo cierto es
que nunca apareció, los sonidos del sótano cesaron y nunca más se vio aquella
sombra, aún recuerdo, y en mis pesadillas solo veo la cara de desesperación de
Raúl agarrado por el cuello por esas manos de oscuridad profunda, mientras es
jalado al vacío sin retorno….
Por Padavi
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