Quinto Concurso de Cuento Corto: Tú, mi surrealista mundo.

 


Últimamente, pasas más tiempo conmigo.

Cierro mis ojos y llegas sin previo aviso.

Eres protagonista de múltiples situaciones. 

Desde, un encuentro habitual en el museo:

viéndote llegar con tu cabello negro suelto,

una sonrisa inmensa que ilumina el lugar,

luciendo esa blusa roja que resalta tu belleza,

la falda azul, que permitía a incautos espectadores 

gozar del irreverente atractivo visual de tus piernas.


 

Otro escenario improbable, no imposible,

coincidiendo en un lugar paradisíaco,

con aguas termales restauradoras de vida,

una cascada ruidosa que silencie voces internas

portadoras de afugias, penas y pesares.


 

Una cabañuela, un espacio propio temporal

en la cual percibir un anochecer estrellado,

luego, desear tener el poder de bajarte la luna

y un par de estrellas; el resultado esperado,  

el sosiego de tus constantes nostalgias nocturnas.



Mi cerebro ocioso no se detiene.

Estamos nuevamente en la ciudad.

Expectantes esperando con devoción

el inicio del concierto de música clásica.

Cada sinfonía es exquisita. Pero de corazón,

el timbre de tu voz es mi melodía preferida.

Y mi mundo tiembla cuando de tu boca surge:

" Te amo mi perverso exorbitante"


 

Ahora: Es agradable estar de nuevo en tu cuarto.

Me guías, tienes algo en mente lo sé.

Muerdes tus labios y me observas fijamente.

Te recoges el cabello. Subes el volumen 

a la música que ameniza el momento.

Te acercas parcialmente a tu servidor.

Tu aroma enciende cada parte de mí.



El oportuno sonido de un dembow,

incita al movimiento rítmico de tu cintura:

Primorosa, provocativa e impactante.

Bailas para mí, fabuloso espectáculo.

Mujer romántica, gradualmente, mujer erótica. Magnífica transición, sensualidad de infarto.



Alucino al ver tu ombligo descubierto,

el recorrido que haces por tu cuerpo 

con tus manos y la forma como te aproximas.

Me induces paulatinamente a despojarte de todo, empezaré a quitarte miedos,inseguridades

tristezas, prejuicios luego seguiré con las prendas 

que traes encima. Una a una minuciosamente.


 

Cada vez que cierro mis ojos,

e invades mis pensamientos,

me percato que en ellos seas muy feliz;

luego cada orgasmo y cada sonrisa

que en mi surrealista mundo te asigno,

se multiplique por mil ciento once en tu realidad.

 

 

Ed


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