Últimamente, pasas
más tiempo conmigo.
Cierro mis ojos y llegas sin previo aviso.
Eres protagonista de múltiples situaciones.
Desde, un encuentro habitual en el
museo:
viéndote llegar con
tu cabello negro suelto,
una sonrisa inmensa que ilumina el lugar,
luciendo esa blusa roja que resalta tu belleza,
la falda azul, que permitía a incautos espectadores
gozar del irreverente atractivo visual de tus piernas.
Otro escenario
improbable, no imposible,
coincidiendo en un
lugar paradisíaco,
con aguas termales
restauradoras de vida,
una cascada ruidosa
que silencie voces internas
portadoras de afugias, penas y pesares.
Una cabañuela, un
espacio propio temporal
en la cual percibir
un anochecer estrellado,
luego, desear tener el poder de bajarte la luna
y un par de estrellas; el resultado esperado,
el sosiego de tus constantes nostalgias nocturnas.
Mi cerebro ocioso no
se detiene.
Estamos nuevamente en
la ciudad.
Expectantes esperando
con devoción
el inicio del
concierto de música clásica.
Cada sinfonía es
exquisita. Pero de corazón,
el timbre de tu voz
es mi melodía preferida.
Y mi mundo tiembla
cuando de tu boca surge:
" Te amo mi perverso exorbitante"
Ahora: Es agradable
estar de nuevo en tu cuarto.
Me guías, tienes algo en mente lo sé.
Muerdes tus labios y me observas fijamente.
Te recoges el cabello. Subes el volumen
a la música que ameniza el momento.
Te acercas parcialmente a tu servidor.
Tu aroma enciende cada parte de mí.
El oportuno sonido de
un dembow,
incita al movimiento rítmico de tu cintura:
Primorosa, provocativa e impactante.
Bailas para mí, fabuloso espectáculo.
Mujer romántica, gradualmente, mujer erótica. Magnífica transición, sensualidad de infarto.
Alucino al ver tu
ombligo descubierto,
el recorrido que haces por tu cuerpo
con tus manos y la forma como te aproximas.
Me induces paulatinamente a despojarte de todo, empezaré a quitarte miedos,inseguridades
tristezas, prejuicios luego seguiré con las prendas
que traes encima. Una a una minuciosamente.
Cada vez que cierro
mis ojos,
e invades mis
pensamientos,
me percato que en
ellos seas muy feliz;
luego cada orgasmo y
cada sonrisa
que en mi surrealista
mundo te asigno,
se multiplique por
mil ciento once en tu realidad.
Ed
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