Ir al contenido principal

Quinto Concurso de Cuento Corto: Ensoñación

 


 

Un recuerdo entronizó en mi mente. Yo en medio de la habitación. Frente a un dispositivo electrónico. Y apareció de manera repentina, pero era fuerte, era vívido.

 

Me transportó a otra época que parece ya lejana y olvidada. Parecen años o siglos talvez, centurias que transcurrieron en un instante.

 

Me vi allí rodeado de amigos, caminando por los pasillos. Transitando entre tumultos. En mis hombros reposaba una carga que no era tan pesada, pero estaba allí la sentí de nuevo. Fue tan real.

 

Sentí el bullicio de jóvenes, entre risas y juegos. Sentí los olores de diferentes manjares que llamaban de nuevo mi estómago abriendo mi apetito. Yo caminaba por esos pasillos y a pesar de los antojos seguía mi camino.



Sí lo recuerdo. Había música interpretada por artistas que no veía, pero que desde lejos se escuchaban sonorizando el ambiente con melodías clásicas y modernas.

 

Había en el recuerdo personas en bicicletas deambulando presurosos en diferentes direcciones. En medio de calles y pasillos. Gente haciendo deporte de diferentes tipos, y todas horas.

 

Vi grandes edificios en los cuales siempre había personas haciendo actividades. En uno de esos edificios vi centenares de libros, vi piezas culturales. Objetos que te hablaban sin hablar, solo con acercarse y mirarlos.

 

Recuerdo sus paisajes, sus animales, ese ambiente agradable que preferías caminar y que regocijaban tu alma. Recuerdo que caminaba por ese lugar de lugares, que contenía muchos diferentes espacios interconectados como si de dimensiones habláramos.

 

Sí, lo recuerdo. Yo caminaba en ese lugar y también sentí a mi lado su presencia. Era aquel amor que me acompañaba, y recorría conmigo ese espacio de espacios.

 

Se acercó a mí y me dijo:

 

-       Date prisa vamos tarde….

 

Yo sonreí y quise abrazarle, quise besarle… cerré mis ojos y al intentarlo…. Escuché una voz que decía:

 

-       Vamos a iniciar. Para el día de hoy vamos a trabajar este autor….

 

Abrí mis ojos. Y ya no era el recuerdo. Comenzaba la clase de la universidad…


Por: Ozkr*


Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...