Francisco
tenía muy claro que sin hablar me había retado a quitarle las llaves, ni
siquiera respirábamos, nos besamos como si las ganas hubieran estado allí
guardadas, me olvide de Ismael, solo me dedique a él y él se dedicó a mí, sin
respirar allí estábamos, devorándonos la boca por todo el pasillo buscando una
habitación.
En ese
momento, fue extraño, porque sin decir una palabra nos palpamos el cuerpo por
encima de la ropa con tanta precisión que sentí miedo de lo que podría pasar,
teniendo en cuenta que yo no había tenido ninguna experiencia sexual y hasta el
momento, ningún hombre me había hecho sentir así, fue tan apasionado y explosivo
que entramos a la habitación de alguien que nos arrojó una almohada y nos hecho
de allí y ni siquiera así dejamos de besarnos. Mi mente empezó a temer por lo
que podría ocurrir, así que empezaron los cuestionamientos internos y créanme
todos sin dejar de besarlo.
-
¿Qué estoy haciendo?, pensé, ¿acaso esta va a ser
mi primera vez?, ¡mierda! Maria Antonia, no puedes ser tan vacía, con alguien
que evidentemente no te aprecia y que esta alterado por el consumo de alcohol
al igual que yo. Tengo que irme de aquí, pero que brujería tiene su boca que no
puedo parar de besarla.
Las cosas pudieron llegar más lejos, pero apareció
Dominic, gracias a Dios, alguien se había percatado de nuestra ausencia, era
obvio, el dueño de la casa no podía desaparecerse, me lave la cara en el lavabo
de su habitación, queriendo recuperar la cordura, aproveche que se descuidó
hablado con Dominic y le arrebate las llaves, las cuales movía descuidado entre
sus dedos.
Si antes había sentido vergüenza por el roce de
labios en la pista de baile, ahora sentía que todos creían que habíamos
intimado, me sentía como una desvergonzada, en ese momento salimos todos para
otra fiesta y la verdad no podía mirar a ninguno de los dos, ni a Francisco,
mucho menos a Ismael, sabía que todos los presentes, se percataron de la
situación y de hecho Dominic, parecía muy afectado, más afectado que Ismael que
procuro no dirigirme la palabra, pero matarme con su silencio, para Francisco
era todo un juego, reía con sus amigos y parecía gozarse la chanza como si
fuera una apuesta o reto, haciéndose como el machote, la verdad es que su
actitud no me impresiono para nada, era lógico que su forma de ser pedante y
abusiva no iba mostrar mayor cambio, pero realmente se me partía la cabeza
intentando entender lo sucedido, como había sido capaz de hacer algo así, es
mas a pesar de no tener nada serio con Ismael o esperar tenerlo, sentía que lo
había herido y por alguna razón también Dominic se veía tan decepcionado de mí.
Dominic
fue mi amigo, confidente y parecía haberse molestado mucho de lo que había
pasado con Francisco, lo veía en sus ojos, de hecho, él me había salvado de las
garras, de Francisco cuando lo llamó, no sé si lo hizo a propósito, pero me
ayudo a que esa ola de pasión se apagara y recuperara mis llaves, para colmo de
males Ismael parecía disfrutar mirarme fijamente como con furia, no aguantaba
más, que a pesar del silencio y que nadie dijera nada, era como si todos me
juzgaran, me levante, me despedí en general sin fijar la mirada en ninguno y le
pedí a Valentino que parecía ser el único que no me cuestionaba, que nos
acompañara a Agustina y a mi a tomar un taxi, era la última vez que los vería
pero solo quería salir de allí, abordamos rápidamente el vehículo, cuando de
pronto Francisco llega corriendo, hacia nosotras, llegó tan aceleradamente, que
me asuste, me besó bruscamente, en frente de Valentino y Agustina, incluso el
señor taxista, ¿acaso, quería seguir avergonzándome? por fin
en ese momento tuve la fuerza de decirle -¡déjame, ya!- lo empuje y abofeteé,
me molesto que siguiera con el jueguito, entonces partimos en aquel taxi, de la
fiesta más extraña que he tenido, desde esa noche, siempre llevo un bolso
conmigo, porque todo ocurrió por dejarle guardando, las ¡malditas llaves!.
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